D. RUIPÉREZ.- La tecnología “wearable”, es decir, esa que se lleva integrada en la ropa o los complementos, vive su momento de expansión con nuevas aplicaciones relacionadas con la salud, por ejemplo, con la pérdida de peso. La última estrategia en este campo es un dispositivo capaz de contar el número de bocados que damos a cada alimento y así controlar y monitorizar este parámetro, que tiene mucha más influencia en la alimentación de lo que se pudiera pensar en un primer momento.

Un equipo de la Universidad Clemson (Carolina del Sur, EE.UU.) ha analizado en un artículo que se publica en el último número de Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, cómo contar el número de mordiscos que damos paa acabar con la comida del plato puede influir en la sobrealimentación del individuo. La investigación ha revelado que las personas que son conscientes del número de bocados que dan tienden a reducir la ingesta de demasiada comida en cada almuerzo.

El estudio se llevó a cabo con jóvenes adultos que comieron en el laboratorio. En una primera ronda, algunos sujetos fueron equipados con un contador de bocados y se les dio indistintamente un plato grande y uno pequeño de comida. Ese grupo que recibió, gracias al dispositivo, información sobre las veces que se llevaba a la boca cada alimento redujo de forma significativa su ingesta calórica independientemente de si les tocó el plato grande o el pequeño, aunque los que tenían frente a sí un plato mayor comieron un poco más que los que tenían los platos pequeños. Los platos de gran tamaño llenos de comida –lo que ocurre en muchos restaurantes de Estados Unidos y algunos países de Europa- están claramente vinculados a una sobre alimentación. Sin embargo, contar las veces que masticamos mitiga, según demuestra el estudio, la influencia del tamaño del plato aunque no lo anule por completo.

“En general, la presencia de un contador de mordiscos conlleva una reducción de la ingesta. Este hallazgo va en la línea de otros estudios precios que muestran que la información sobre cuánto estamos tomando lleva a la gente a consumir menos”, explica Phillip W. Jasper, investigador del departamento de Psicología d ela Universidad de Clemson.

En la segunda Ronda, los individuos tuvieron un objetivo concreto de mordiscos, un número bajo de bocados -12 en este caso- o un número elevado -22- para esa comida en concreto. Ambos grupos cumplieron su objetivo de mordiscos, pero el grupo de 12 mordiscos tomo más cantidad de comida en cada bocado, pero en esencia los dos grupos tuvieron ingestas medias muy parecidas. Eso revela una compleja relación entre el número de bocados y las calorías ingeridas.

Los investigadores creen que será posible crear un patrón personalizado de número idóneo de bocados para cada individuo en relación a la cantidad de comida que tiene delante. Para ello, lógicamente, habrá que estudiar primero la forma de comer del individuo y luego actuar en consecuencia.