IVÁN ÁLVAREZ.- Ocho mujeres excluidas, explotadas y maltratadas, se organizaron en 1988 para construir alternativas, y crearon la Asociación de Mujeres Santa Marta, que en 2002 dio lugar a la actual Fundación Santa Marta (FSM). Poco a poco y con mucho esfuerzo, fueron constituyendo una entidad que hoy en día cuenta con más de 9.000 mujeres y 136 grupos, y que trata de englobar también a otros sectores de la población para atender las necesidades de los más desfavorecidos.
Enfermeras Para el Mundo (EPM) colabora con FSM desde 2001, con el objetivo común de apoyar el desarrollo local de las comunidades y los barrios marginales de Manabí, una provincia costera del Ecuador donde un alto porcentaje de la población vive bajo el umbral de la pobreza; y que cuenta además con uno de los índices más altos del país en lo que a desnutrición crónica de menores de 5 años se refiere.
La Fundación Santa Marta trabaja para fomentar el desarrollo de las comunidades rurales y los barrios más pobres de la provincia, tratando de resolver los graves problemas de exclusión y marginación a través de la canalización de fondos provenientes de financiadores externos, muchos de ellos españoles, y de la colaboración con socios como EPM, entre otros.
Su objetivo principal es promover transformaciones sociales que deriven en la igualdad de oportunidades sociales, políticas, económicas y culturales, luchando contra la discriminación, la exclusión y la marginación de la mujer. Para ello, lleva a cabo programas de salud, educación de mujeres, promoción y desarrollo local, social y de la mujer, además de asistencia humanitaria.
Una larga colaboración
A lo largo de la dilatada trayectoria común, EPM y la Fundación Santa Marta han colaborado en diferentes proyectos de cooperación para el desarrollo y a través del Pro-grama de Voluntariado Internacional (VOLIN).
En el marco de los proyectos de cooperación, se ha formado a más de 250 promotores locales de salud, se construyeron y equiparon 17 centros de salud y se fortaleció el sistema para la reducción de la morbilidad maternoinfantil y la prevención de enfermedades de transmisión sexual, entre otros logros conseguidos.
Por otro lado, a través del programa VOLIN, que este año cumple su XVI edición, un gran número de enferme-ras voluntarias ha tenido la oportunidad de viajar a Manabí para colaborar y apoyar las actividades y proyectos de la Fundación, integrándose en los equipos de la entidad, conociendo la realidad de la zona, conviviendo con sus habitantes, y llevando a cabo actividades de apoyo y refuerzo de la promoción de la salud sexual y reproductiva, y de la nutrición y vida saludable.
A lo largo de este año, ocho enfermeras provenientes de diferentes provincias, irán a colaborar con la FSM, y contribuirán a continuar estrechando los lazos entre la sociedad ecuatoriana y la profesión enfermera española, compartiendo necesidades y capacidades, y creando un diálogo enriquecedor para ambos países.