ÁNGEL M. GREGORIS.- Elena Rivera, Rodolfo Sancho, Miryam Gallego, Guilherme Filipe o Miguel Ángel Muñoz son algunos de los protagonistas de la serie de TVE Sequía, que narra la aparición de dos cadáveres escondidos durante años en el pueblo de Campomediano.

Una ficción, producida por Atlantia Media y Coral Europa para RTVE y RTP (la televisión pública portuguesa), que consta de ocho capítulos grabados en pandemia. Una situación que obligó a todo el mundo a adaptarse y, en este caso, a incorporar un equipo de control y seguimiento COVID para evitar posibles brotes dentro del rodaje.

El enfermero David Delgado fue el encargado durante los meses de grabación de realizar las pruebas diarias a los actores, figuración y equipo técnico. “Fue una experiencia muy buena y curiosa. En momentos como el actual, en los que un positivo supone paralizar el rodaje y teniendo en cuenta los costes que eso conlleva, teníamos que tener un control exhaustivo”, afirma Delgado, enfermero de control y seguimiento del equipo de rodaje de Sequía.

Un enfermero ‘antiCOVID’ en el rodaje de Sequía

Además de controlar los signos y posibles síntomas de todos, el enfermero se encargaba de hacer el testeo diario y de realizar medidas preventivas para el control de la infección durante el rodaje en los diferentes escenarios. “En las dependencias de Atlantia teníamos un despacho y, además, el set de COVID era una carpa que movíamos dependiendo de donde fuera el rodaje”, menciona.

Una comisaría, una mansión de lujo, un picadero de caballos… España y Portugal sirven de escenario para la serie. En algunas jornadas, el equipo sanitario necesitaba refuerzo porque había que hacer hasta 50 pruebas a primera hora de la mañana. “En un solo día, que podía empezar a las siete u ocho de la mañana, igual teníamos 50 personas de figuración y el test se tenía que realizar a todos en el acto y antes de empezar porque los tiempos estaban muy medidos”, recuerda Delgado.

«Cada nariz es un mundo»

Conocer a fondo la nariz de los actores era fundamental para evitar lesiones. Tal y como subraya el enfermero, “cada nariz es un mundo y tuvimos que coger destreza con todas”. Los protagonistas tenían pruebas semanales en función del número de secuencias que grabasen. Asimismo, se vigilaban los posibles contactos con positivos en su vida privada o los síntomas compatibles con la enfermedad. Aunque fueron pocos, sí que tuvieron que enfrentarse a algún que otro positivo. “Se aislaba a esa persona, se paralizaba el rodaje y hasta que no se volvía a testear no se retomaba el rodaje”, comenta.

El enfermero, que entabló amistad con más de uno de los actores, también cuenta que, además de protocolo COVID, tuvo que atender varias asistencias de urgencia. “Fueron todas leves, pero sí que sufrimos pequeñas lesiones entre el equipo”, apunta. Eso sí, a pesar de las horas de rodaje, no se plantea pasarse a la interpretación y reconoce que le encantaría volver a vivir otra experiencia del estilo.