MARCOS GÓMEZ JIMÉNEZ.- Hace quince días, pocos habrían podido imaginar la magnitud de una tragedia como la provocada por la DANA en Valencia y sus alrededores: muertes, miles de familias destrozadas e historias que se conocen día a día a través de los medios, testimonios que nos hielan la sangre. El dolor de los afectados es tan profundo que, muchas veces, ni siquiera alcanzan las palabras para describirlo; un dolor que no se alivia con analgésicos, sino que se siente como una puñalada en el corazón para quienes lo han perdido todo, incluso a seres queridos.

La magnitud de esta tragedia es lo más impactante. La desesperación se refleja en las miradas vacías de quienes lo han perdido todo. Esas miradas evidencian el vacío y la desolación inicial, puedes sentirlo; se necesita mucha ayuda psicosocial”, afirma Aaron Plasencia, vocal del Colegio de Enfermeros de Santa Cruz de Tenerife y  uno de los mandos sanitarios del Servicio de Urgencias Canario y el Servicio Canario de la Salud dentro del contingente que colabora luchando contra las consecuencias de la DANA a pie de calle en Valencia.

La función de Plasencia, cuidar a quienes cuidan y ayudar a los que ayudan. Hacer que un total de 70 personas que han sido enviadas a Valencia en el contingente de bomberos de las Islas Canarias cuente con una dotación sanitaria que cuide del equipo.

“Nuestra función es dotar de seguridad, prevención y educación sanitaria al contingente, paralelamente si hay necesidades poblacionales también las atendemos, así como a otros contingentes que no tienen dispositivos sanitarios y que también podemos gestionar”, apunta Plasencia que explica que como mando sanitario se realizan una estrategia que tiene un enfoque táctico-sanitario.

Plasencia explicando medidas de protección sanitaria a los bomberos

El enfermero coordina briefings matutinos en los que primeramente busca adaptar la protección y la educación sanitaria, enfocados a los escenarios a los que el contingente se va a enfrentar, escenarios cambiantes, desde achiques y drenajes hasta complejos rescates.

El equipo sanitario liderado por Plasencia cuenta con dos enfermeros, un médico y un técnico que realizan su propia estrategia, la cual es comunicada a los mandos y a todo el equipo. “Tenemos limitaciones de espacio y materiales, aun así, nos coordinamos con lo que tenemos”, admite.

“Por ejemplo, cuando se trata de un día de búsqueda y rescate, la estrategia está más enfocada a enseñar al equipo a cómo usar los Equipos de Protección (EPI) completos, les vestimos y desvestimos y aparte de la estrategia previa también estamos ahí durante la intervención, para atender de manera in situ caídas y cortes. Contamos con un vehículo 4×4 para apoyar en rescates de larga duración en intervenciones peligrosas”, comenta el enfermero.

Intervenciones a posteriori

Asimismo, Plasencia admite que aparte de los diferentes niveles de riesgo, las problemáticas son distintas y afectan a las estrategias de protección de la salud, porque no es lo mismo, operar en zonas llenas de polvo y escombros y que trabajar en un garaje inundado de agua y lodo, “los problemas para la salud son distintos y las recomendaciones también”.

El mando sanitario también realiza intervenciones postraumáticas y seguimientos de las lesiones que se han podido hacer los miembros del contingente. “Es importante también tener una estrategia emocional para apoyarles, lo que se ve aquí no se ve todos los días. Los rescatadores tienen que estar al 100%, las personas les necesitan y por eso les apoyamos emocionalmente, hacemos equipo, actividades conjuntas, de cohesión… estamos pendientes y les preguntamos como están y se encuentran”, recuerda Plasencia que admite que uno de los mayores retos de su liderazgo frente al mando sanitario ha sido canalizar la frustración humana de los miembros del contingente, que en ocasiones han podido verse muy afectados.

“Ante tal devastación, lo que más impacta verdaderamente es la resiliencia del pueblo valenciano, como lo están afrontando. Es espectacular ver como, ante tanto dolor, la solidaridad y la humanidad se anteponen a todo”, destaca emocionado el enfermero que ve en la actitud voluntaria y colectiva, un faro de luz, un punto positivo ante tanto lodo y sufrimiento: “Las palabras sinceras de agradecimiento y ver cómo sin tener nada, las personas nos ofrecen todo, es lo más impactante de esta experiencia”, añade.