ÁNGEL M. GREGORIS.- “Cada vez estoy más seguro de que salimos de allí por casualidad”, relata Héctor Castiñeira dos días después de enfrentarse cara a cara con los incendios que han arrasado más de 35.000 hectáreas en Galicia. El popular enfermero, conocido también como Enfermera Saturada, se encontraba de guardia el pasado domingo en Pontevedra cuando la UVI móvil en la que trabajaba se topó hasta en dos ocasiones con carreteras que parecían “auténticos túneles de fuego”.
“En la central desde donde nos daban los avisos había zonas que estaban abiertas, pero cuando llegábamos allí, pasábamos por una carretera y en cuestión de 15 minutos estaba intransitable”, cuenta Castiñeira. Tanto él como el resto del equipo querían llegar a todos los puntos para poder atender a los heridos por intoxicación, por quemaduras y por ataques de ansiedad, pero en muchas ocasiones les fue imposible. En esos momentos, Castiñeira decidió empezar a contar lo que estaban viviendo en su cuenta de Twitter para, de alguna forma, pedir perdón a todas aquellas personas a las que no
podían acceder. “Había mucha gente que nos necesitaba y confiaba en nosotros para atenderlos, pero no podíamos. Con mis tuits quise hacerles ver que estábamos intentando todo lo posible y quise decirles que lo sentía. Fue mucha impotencia saber que no podíamos llegar a más”, afirma.
Además, los equipos sanitarios se encontraron con un problema mayor y es que los ciudadanos no querían abandonar sus casas. “Como enfermero yo intentaba tranquilizar a la gente, explicarles que tienen que salir y que al final es mejor perder las cosas materiales que la vida. No nos hacían caso e incluso algunos se encerraban en sus casas. Son momentos de mucha tensión”, subraya Castiñeira.
El enfermero vivió, sin duda, uno de los momentos más duros de su carrera cuando vieron que “no había cobertura ni de móvil ni de radio, estábamos allí tirados y teníamos que intentar salir antes de que nos cerrase el fuego”.
Recuerda también como no fueron conscientes del peligro hasta que terminó el día y vieron las imágenes. “Te ves allí metido, intentas atender a cuanta más gente mejor y una vez que llegas a casa y paras, te sientas y ves las fotos y los vídeos, y asumes todos los riesgos que has corrido. Por lo menos, ahora ha empezado a llover, están controlados y esperemos que quien los haya provocado pague por ello”, manifiesta.