ALICIA ALMENDROS.- Bajo el título Resultados obstétricos en gestantes que acuden a educación maternal en medio acuático respecto a la práctica habitual un grupo de matronas he llevado a cabo un estudio con el que demuestran los beneficios de llevar a cabo la preparación al parto en el agua. “Nos formamos en el método AIPAP (Acondicionamiento Integral y Pélvico Adaptado al Parto) y, tras ver los resultados del creador del método en una población previamente seleccionada, nos planteamos qué pasaría si adaptáramos el método para aplicarlo con las mujeres que vemos en nuestras consultas”, explica Cristina González Hernández, matrona del Centro de Salud Orcasitas y una de las autoras del trabajo.
Existe suficiente evidencia científica que justifica que la realización de ejercicio físico con regularidad mejora las condiciones de la mujer, disminuyendo la incidencia de complicaciones durante el embarazo y facilitando la finalización de la gestación en un parto eutócico. “Durante el parto, es fundamental el acomodamiento y deslizamiento de la cabeza fetal en la pelvis materna. La pelvis no es un hueso único, sino que está formado por tres huesos articulados entre sí mediante sinartrosis, de manera que permite cierta movilidad. La mayor o menor movilidad de la pelvis viene determinada por la distensibilidad ligamentosa, aumentada durante el embarazo por la actividad de la relaxina, pero se puede inferir positivamente a través del acondicionamiento físico. Por estas razones, ejercitar durante el embarazo las estructuras óseas, musculares, articulares y ligamentosas implicadas en el parto es fundamental para conseguir altas tasas de partos eutócicos”, expone González. Y el medio ideal para llevar a cabo estos ejercicios es el medio acuático “ya que gracias a la flotabilidad que ofrece el agua, el peso corporal a soportar se reduce en un 50% disminuyendo así la lesión. La capacidad de flotación e ingravidez que proporciona el agua hace que la embarazada adopte posturas que fuera del agua le sería complicado de conseguir”, añade.
Y es que debido a la disminución de la gravedad se adquiere mayor flexibilidad y movilidad. La presión que ejerce el agua tanto en la madre como en el feto impide la realización de movimientos bruscos, minimizando así el riesgo de lesión. “La resistencia que ofrece el agua con el movimiento permite trabajar la fuerza muscular tonificando así los músculos más debilitados y entrenando los que intervendrán en el parto”, afirma la matrona.
En el trabajo han participado un total de 145 mujeres en el grupo de intervención y 290 en el grupo de control. Posteriormente, “continué con el proyecto y, actualmente, hay 178 mujeres que han participado en el grupo intervención y 356 en el grupo control”, comenta González.
Resultados
Los resultados con respecto a la vía de parto muestran un porcentaje de partos eutócicos del 76,55% en el grupo intervención frente al 61,38% en el grupo de control. “Con respecto a la tasa de cesáreas, se ha reducido del 28,28% del grupo control al 13,79% en el grupo intervención, obteniendo un resultado estadísticamente significativo y cumpliendo así los estándares de la Organización Mundial de la Salud que establecen que la tasa de cesáreas no debería ser superior al 15%”, resalta la autora del estudio.
Respecto al uso de analgesia epidural, no se han encontrado diferencias estadísticamente significativas. Sin embargo, analizando los datos, se observa un mayor uso de la walking epidural y de la decisión de no usar analgesia farmacológica en el grupo intervención. Estos datos, nos hacen pensar que las mujeres de este grupo llevan a cabo un mejor control del dolor. Sin embargo, son necesarios estudios adicionales con un tamaño muestral mayor para obtener un resultado estadísticamente significativo. “En cuanto al traumatismo perineal, tampoco se han encontrado diferencias estadísticamente significativas. Sin embargo, se ha observado una mayor tasa de perinés íntegros y de desgarros de tipo I en el grupo intervención, así como una disminución en la tasa de episiotomías. Son necesarios estudios adicionales con un tamaño muestral mayor para corroborar la posible relación entre nuestra intervención y la disminución del traumatismo perineal”, prosigue.
Premio
Este trabajo ha resultado, además, galardonado con el cuarto puesto en los Premios de Investigación del Colegio de Enfermería de Madrid (Codem). “He recibido el premio con mucha alegría. Lo he vivido como un reconocimiento al grandísimo trabajo que hay detrás. Además, espero que el reconocimiento que trae consigo este premio permita la expansión del grupo de educación maternal en medio acuático guiado por matronas cuando la situación epidemiológica lo permita”, afirma González. Además, esta matrona asegura que tiene pensado ampliar el estudio. “Como la pandemia nos ha hecho dejar de llevar a cabo el proyecto, aparte de las tres variables de estudio iniciales (tipo de parto, uso de analgesia y traumatismo perineal), estoy recogiendo, de manera retrospectiva, variables sociodemográficas, y maternas (ganancia ponderal, inicio de parto) y neonatales (peso y puntuación en el test de Apgar); además, otras variables que actualmente estoy recogiendo tienen en cuenta complicaciones en el embarazo, parto o puerperio inmediato. Es decir, actualmente estoy llevando a cabo en análisis para valorar si la intervención favorece el inicio de parto espontáneo, controla la ganancia ponderal materna y cómo influye sobre el neonato”, finaliza.