EUROPA PRESS.- Un equipo de investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), junto con la Fundación Galatea, llevará a cabo un estudio para establecer los factores que ayudan a algunos profesionales de la salud a no sufrir el síndrome del trabajador quemado o ‘burnout’ en entornos de trabajo estresantes.

El objetivo del estudio, para el que han recibido financiación en la convocatoria Conecta del Observatorio Social de la Fundación ‘la Caixa’, es entender qué características tienen las personas con bajos niveles de ‘burnout’ para intentar, por un lado, promover iniciativas que mejoren el malestar de quienes lo sufren y, por otra, fomentarlas y ponerlas en práctica en las formaciones educativas de estos colectivos.

«La pandemia evidenció que, ante situaciones de estrés y agotamiento iguales, hay profesionales que no se queman. Esto hizo que nos preguntáramos qué elementos los podían estar ayudando a protegerse: ¿era el hecho de tener más vida social? ¿Algún rasgo de su personalidad? ¿O quizás un mayor sentido del humor? ¿O era porque estaban involucrados en más actividades grupales, como cantar en una coral?», ha explicado el miembro del grupo de investigación e-RLab del eHealth Center de la UOC y jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Arnau de Vilanova, Oriol Yuguero.

Un estudio efectuado en Cataluña mostró que el ‘burnout’ del personal de urgencias había aumentado diez puntos tras la pandemia, una situación que se repetía con el personal de la atención primaria, dos de los colectivos que más se implicaron en la contención de la Covid. Según datos del Informe de la Fundación Galatea de 2021, un 47,1 por ciento de los profesionales de la medicina y un 58,3 por ciento de los de enfermería están en riesgo de sufrir un problema de salud mental.

En este trabajo de investigación comprobarán hasta qué punto la personalidad de cada persona es importante o si hay aspectos concretos, como por ejemplo ser más optimista, que los protegen para que no se quemen. «Esto podría abrir la puerta a presentar propuestas al Departamento de Salud para promover actividades que mejoren el burnout», ha subrayado Yuguero.

El estudio está abierto a médicos y personal de enfermería de toda Cataluña. Personas voluntarias contestarán una vez al mes durante medio año un cuestionario para evaluar su grado de ‘burnout’. Se espera reclutar a más de 40 profesionales con un bajo nivel de burnout que participarán en una segunda fase más cualitativa para ver qué tienen en común.

Además, se evaluará mediante el uso de la realidad virtual inmersiva la respuesta de los profesionales a situaciones simuladas que se han asociado a estrés y ‘burnout’, como son la comunicación a pacientes y sus familias de una mala noticia, o de un diagnóstico de una dolencia terminal a una persona joven. El objetivo será entender mejor cómo se enfrentan a ello e intentar obtener conocimiento con el fin de desarrollar herramientas para formar a los futuros especialistas y también para ayudar a tratar a quienes ya sufren el síndrome.

«Durante este periodo intentaremos extraer también el perfil de las personas que no se queman. Ver qué tienen en común por si hay algo que podamos mejorar en el sistema de salud», ha apuntado Yuguero. «Pero, en cambio, si lo gestionan mejor porque hacen determinadas actividades, como deporte o clases de baile, podremos diseñar dinámicas para intervenir», ha añadido.