EUROPA PRESS.- Nadar y correr sin parar 300 kilómetros durante 60 horas, desde Formentera hasta Menorca, pasando por Ibiza y Mallorca, es el objetivo que se han marcado Raúl, Chema, Javier, Abraham y Juan Carlos, deportistas no profesionales que esperan conseguir fondos para que la Fundación Juegaterapia pueda construir un jardín infantil en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid destinado a los niños ingresados con cáncer y sus familias.
Se trata de la iniciativa ‘Mediterranean Challenge 2016’, que se llevará a cabo entre los días 14 y 16 de julio y que reúne las características de salud, deporte, tecnología y solidaridad. Todo ello con un objetivo: conseguir que los más pequeños puedan tener un espacio de juego al aire libre que les permita evadirse por unos momentos del ambiente hospitalario.
Y es que, tal y como señala el lema de la Fundación Juegaterapia, ‘la quimio jugando, se pasa volando’. «Se han demostrado ya los importantes beneficios que tiene el juego entre los niños con cáncer, ya que les permite desconectar de su enfermedad. Por ello, queremos transformar las azoteas de los hospitales, la del Gregorio Marañón va a ser la cuarta, para que los menores y sus familias puedan salir por unos momentos de su habitación y jugar en un jardín con columpios», ha argumentado la directora general de Juegaterapia, Valle Sallés.
Es de tal importancia este proyecto, que ya va por su segunda edición, que los deportistas no han dudado en recorrer 300 kilómetros para conseguir unos 100.000 euros. «Hemos conocido a niños y familias y ver lo que significa para ellos el jardín es impresionante, por lo que es muy difícil no volcarse con ellos», ha aseverado Raúl.
Principales complicaciones: medusas, vómitos y mareos
Ahora bien, el reto no es fácil, puesto que van a tener que nadar también durante la noche, enfrentarse a medusas y hacer frente a los mareos que suelen producir durante estas travesías a nado. Y es que, según ha informado el director médico de iQtra, Ángel Villamor, nadar en el mar altera, especialmente cuando es de noche, el estado del equilibrio, lo que provoca que los deportistas sufran mareos y vómitos.
Además, pierden muchos electrolitos, lo que también ocasiona calambres musculares, estrés físico y psicológico, así como una alteración de toda la conexión neuromuscular. «Uno de los mayores peligros a los que se enfrentan son los bancos de medusas, ya que muchas de ellas pueden ser mortales», ha reconocido Villamor.
Pero estas complicaciones, que las han nombrado también los propios deportistas durante la presentación de la iniciativa, no les impiden adentrarse en el mar, puesto que, tal y como ha insistido el más pequeño de ellos, Juan Carlos de 19 años, durante esos momentos sólo piensan «en los niños que están sufriendo el cáncer».