El dolor ha pasado a ser la quinta constante vital en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. El centro ha diseñado un mapa del dolor con el que los profesionales sanitarios monitorizan y miden el dolor, varias veces al día, en los pacientes ingresados con el objetivo de detectarlo y tratarlo cuanto antes mejor.

La necesidad de mejorar el manejo del dolor fue el punto de partida de esta iniciativa. “Se propuso abordar el dolor como una constante vital más, que debe valorarse y registrarse de manera protocolizada, ya que no es posible tratar adecuadamente aquello que no se mide”, expone Miquel Rausa, enfermero del dolor en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.

Prueba piloto

En un primer momento se llevó a cabo una prueba piloto en las plantas décimas de hospitalización infantil y séptima de maternidad, y tras comprobar que fue un éxito se extendió al resto de plantas y al Sant Joan de Déu Pediatric Cancer Center de Barcelona. “El objetivo es que este mapa pudiera visualizarse directamente en las unidades, con el objetivo de sensibilizar al personal asistencial sobre la importancia de este aspecto. Además, se decidió centralizar este mapa en el Command Center para identificar rápidamente a los pacientes con mayor dolor en el hospital, lo que permitiría priorizar su atención por parte del enfermero de dolor y, en definitiva, servir como una herramienta para organizar mejor nuestra labor diaria”, añade.

Laura Monfort, pediatra de la Unida del Dolor del hospital, asegura que “controlando el dolor o minimizándolo se mitiga la ansiedad y el estrés que viven los niños ingresados y sus familias y esto incide en su recuperación. Varios estudios demuestran que un mejor control del dolor reduce los días de ingreso de los pacientes en el hospital”.

Semáforo del dolor

En cada planta de hospitalización se ha instalado un mapa del dolor, una pantalla que refleja, en tiempo real y mediante un semáforo, qué pacientes presentan dolor y con qué intensidad: el color verde indica que no tienen, el naranja que presentan un dolor leve, y el rojo que experimentan un dolor moderado o intenso.

El mapa del dolor se alimenta de las valoraciones realizadas por el personal de enfermería de la unidad de hospitalización. “Esta herramienta permite identificar a los pacientes ingresados y asignar la escala de valoración del dolor adecuada y muestra la última valoración del dolor realizada”, comenta Rausa.

Estas valoraciones se realizan de manera sistémica cada ocho horas a los pacientes ingresados y son introducidas en tiempo real en el sistema informático para que, por un lado, queden registradas en el historial clínico y, por otro, aparezcan en el mapa de la planta donde está ingresado el paciente para que los profesionales que lo atienden puedan tratar de controlar el dolor.

Además, una enfermera especializada, Mónica Rebordosa, revisa una vez al día, el mapa de dolor de todas las plantas del Hospital, que está centralizado en un centro de control llamado Córtex e identifica aquellos pacientes que tienen más dolor para optimizar el tratamiento.

Paciente pediátrico

“El control del dolor en pacientes pediátricos hospitalizados es fundamental por diversas razones que afectan directamente su salud, recuperación y bienestar general. En primer lugar, un adecuado manejo del dolor favorece la recuperación del niño, facilita una deambulación temprana y reduce el riesgo de complicaciones”, comenta el enfermero de la unidad del dolor. “Además, el control del dolor proporciona información valiosa sobre el proceso patológico que está experimentando el niño, permitiendo una evaluación más precisa de su evolución”, prosigue.

Asimismo, “los niños que reciben un tratamiento adecuado para el control del dolor durante su hospitalización suelen tener una experiencia más positiva y menos traumática en el entorno hospitalario”, afirma Rausa.

Al aliviar el dolor, se contribuye a que el niño se sienta más seguro y cooperativo durante su tratamiento, lo que facilita tanto su cuidado como la realización de los procedimientos médicos necesarios. “Con esta iniciativa se ha objetivado un aumento significativo en el porcentaje de pacientes con el registro de dolor correcto, así como un incremento en la sensibilización de los profesionales hacia el dolor de los pacientes hospitalizados”, finaliza.