ÁNGEL M. GREGORIS.- Consumir mayor cantidad de grasas no saturadas está asociado con una menor mortalidad, según un estudio realizado en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard (EE.UU.). Los investigadores, que analizaron datos durante tres décadas, encontraron que consumir grasas saturadas y trans estaba vinculado con una mayor mortalidad si lo comparaban con el mismo número de calorías de los hidratos de carbono. Además, también concluyeron que si se sustituían por insaturadas tenían beneficios sustanciales para la salud.
El estudio, publicado en la edición digital de Jama Internal Medicine, supone un nuevo respaldo a las Guías Alimentarias para los Estadounidenses 2015-2020, que hacen hincapié en los tipos de grasa que es preferible consumir.
Entre las sugerencias, los expertos aseguran que sustituir grasas saturadas como la mantequilla, la manteca de cerdo y la grasa de la carne roja por grasas no saturadas de alimentos como el aceite de oliva, el de canola y el de soja, tiene grandes beneficios para la salud.
“Ha habido una gran confusión en la comunidad biomédica y el público en general en los dos últimos años acerca de los efectos de determinados tipos de grasa en la dieta”, afirma el autor principal, Dong Wang, estudiante de doctorado en los departamentos de nutrición y epidemiología en la facultad.
La investigación se gestó con 126.233 personas de dos estudios (“Estudio de Salud de Enfermeras” y “Estudio de Seguimiento de los profesionales Sanitarios”), que respondieron a una encuesta cada 2.4 años sobre su dieta, estilo de vida y salud hasta 32 años. Un total de 33.304 participantes murieron durante el estudio.
Los diferentes tipos de grasas tenían distinta asociación con la mortalidad. Así, los resultados concluían que cada ingesta de un 2% más elevada de grasas trans tenía una probabilidad del 16% más de muerte prematura durante el periodo de estudio.
Cuando compararon el consumo de grasas saturadas con el mismo número de calorías de hidratos de carbono, cada aumento del 5% en el consumo de grasas se relaciona con un 8% más de riesgo de mortalidad global.
Por el contrario, la ingesta de altas cantidades de grasas insaturadas se asoció con entre un 11 y un 19% menos de mortalidad general en comparación con el mismo número de carbohidratos.