REDACCIÓN.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) pone el foco en el auge de los movimientos antivacunas y la «amenaza cada vez mayor» que, según el organismo de Naciones Unidas, suponen para la eficacia de los programas de vacunación.
En un artículo publicado en la revista Vaccine, la OMS recuerda que cada año se registran un millón y medio de muertes infantiles en todo el mundo por enfermedades que podrían prevenirse con vacunas ya disponibles. Detrás de esa impactante cifra hay dos causas principales:
La primera de ellas tiene que ver con los problemas de acceso a las vacunas que siguen sufriendo millones de personas en países subdesarrollados, y que en el caso de los niños afecta a uno de cada cinco.
La segunda causa es el ya mencionado auge de los movimientos antivacunas, que la OMS achaca a factores como «la desinformación, la comodidad y la falta de confianza» y que lleva a muchas personas a rechazar tanto su vacunación como la de sus hijos.
Según detallan los expertos de la OMS, entre las causas que esgrimen los antivacunas destacan falsas creencias como que éstas provocan infertilidad en las mujeres, a lo que hay que sumar motivos religiosos y que muchas personas desconfían de que los sistemas sanitarios se dejen llevar por los intereses de la industria.
Ya que desde la OMS entienden que no existe una manera única e infalible de combatir los movimientos antivacunas, su apuesta pasa por estudiar los argumentos utilizados en cada caso y desarrollar estrategias específicas de comunicación para fortalecer la confianza de los ciudadanos.
Los expertos reconocen además que los movimientos antivacunas no son un problema exclusivo de países desarrollados, sino que se están extendiendo a países con menos recursos como consecuencia de la globalización. De hecho, en algunos casos se observa que afecta a minorías étnicas o comunidades rurales mientras que, en otros, los protagonizan ciudadanos con un elevado poder adquisitivo.
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