GEMA ROMERO.- Una dieta baja en grasas, junto con un aumento en las porciones de frutas, verduras y cereales, reduce la mortalidad tras un cáncer de mama, ralentiza la progresión de la diabetes y evita las enfermedades coronarias. Así lo demuestra un estudio publicado en la última edición de la revista Journal of Nutrition y realizado por investigadores del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson (Seattle, Washington, Estados Unidos).
El estudio incluyó a casi 49.000 mujeres posmenopáusicas en Estados Unidos para analizar si una dieta baja en grasas reduciría el riesgo de cáncer de mama y colorrectal, así como de enfermedades coronarias. Esta investigación, iniciada en 1993, en un primer momento no tuvo un impacto relevante: tras casi nueve años, apenas había cambios. Sin embargo, después de un seguimiento más a largo plazo, de casi 20 años, los investigadores encontraron beneficios significativos, derivados de modestos cambios en la dieta que se mantuvieron en el tiempo.
Así, se produjo una reducción de entre el 15 y el 35% en las muertes por todas las causas después de un cáncer de mama, reducción de entre el 13 y el 25% en diabetes insulinodependiente y una reducción de entre el 15 y el 30% en enfermedad coronaria en 23.000 mujeres sin hipertensión o enfermedad cardiovascular previa.
«Este ensayo de modificación dietética ha proporcionado a las mujeres conocimientos sobre nutrición y prevención de enfermedades durante algunos años», ha explicado Ross Prentice, miembro de los programas de Prevención del Cáncer y Bioestadística de Fred Hutch. «Los últimos resultados respaldan el papel de la nutrición en la salud general e indican que las dietas bajas en grasas ricas en frutas, verduras y cereales tienen beneficios para la salud sin ningún efecto adverso observado».
A diferencia de otros estudios que examinan el vínculo entre la dieta, el cáncer y otras enfermedades, los investigadores diseñaron el estudio como un ensayo clínico controlado aleatorio a largo plazo para limitar el sesgo y establecer conclusiones causales. Los participantes hicieron cambios dietéticos intencionales como resultado de conceptos integrados aprendidos sobre nutrición y comportamiento, enseñados por nutricionistas capacitados durante el primer año y reforzados trimestralmente durante casi una década.
«La gran cantidad de nuevas dietas y tendencias nutricionales puede ser abrumadora para las personas que simplemente quieren saber, ‘¿Qué debería comer?'», afirma Garnet Anderson, coautor del estudio y director de División de Ciencias de la Salud Pública de Fred Hutch.