ÁNGEL M. GREGORIS.- Llueva, nieve, haga frío o calor, País Vasco te atrapa. Te atrapa hasta tal punto que una vez que has estado no puedes parar de volver. Bilbao, Vitoria y San Sebastián son las tres ciudades más importantes de la comunidad, pero entre medias de estas se pueden encontrar parajes únicos e impresionantes, que deberían ser visita obligada cuando se pisa esta zona de España.
A tan sólo 35 kilómetros de Bilbao se encuentra San Juan de Gaztelugatxe, un pequeño islote al que se puede acceder por un puente de dos arcos. Si ya desde el mirador de enfrente las vistas son espectaculares, subir hasta la cumbre te regala, probablemente, una de las imágenes más bonitas de la península. Una caminata de 1,5 kilómetros y 241 escalones separan el aparcamiento del monasterio, que se sitúa arriba del islote. Aunque la cantidad de cuestas que se encuentran durante el paseo podrían suponer un primer rechazo para llegar a la cima, el paisaje y lo que te vas encontrando por el camino hacen de este recorrido una experiencia inolvidable.
Arriba del todo se yergue la ermita dedicada a San Juan. La tradición manda que después del esfuerzo realizado para llegar hasta allí, hay que hacer sonar la campana. Algunas leyendas cuentan también que si tiras de la cuerda tres veces, se te cumple un deseo.
Tradición marítica
Tras esta visita obligada, y 11 kilómetros más adelante, se encuentra Bermeo. Arraigado a la tradición marítima, el pueblo cuenta con un pequeño puerto y otros atractivos turísticos como la torre Ercilla, donde se aloja el museo del pescador.
Actualmente, esta es la única casa-torre que se encuentra en el municipio y alberga una gran exposición dedicada exclusivamente a mostrar el ámbito, vida y trabajo de los pescadores vascos, describiendo sus costumbres, organizaciones gremiales, embarcaciones y técnicas que han empleado a través del tiempo para la pesca y la comercialización del pescado. Además, también se puede conocer la historia de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi, cuyo núcleo principal estuvo formado por pescadores vascos.
Para seguir con la ruta por algunos de los pueblos más bonitos de la costa vasca, a 45 kilómetros de Bermeo se encuentra Lequeitio, de los municipios pesqueros más turísticos de Vizcaya, que ha logrado sustituir la pesca como fuente de ingreso principal por los visitantes que llegan desde todos los puntos de España. La Basílica de la Asunción de Nuestra Señora es el gran atractivo del municipio, data del siglo XV y cuenta con un retablo gótico flamenco que está catalogado como uno de los mejores de la provincia.
Ocho apellidos vascos
Siguiendo el recorrido por la costa, aparece un pueblo que hasta hace dos años sería uno más de la zona, pero a raíz del estreno de Ocho apellidos vascos se ha convertido en el más fotografiado. El pueblo en sí no, su ermita, que es donde intentan casarse Amaia (Clara Lago) y Rafa (Dani Rovira), y desde que la película vio la luz, no ha parado de recibir turistas diariamente. Situada encima de un acantilado y formando un encuadre precioso, no se entiende que fuese una zona casi desconocida hasta ahora.
Por último, y antes de llegar a San Sebastián, Zarautz, ya en Guipúzcoa, cuenta con la playa más extensa de País Vasco, conocida como “La Reina de las Playas”. Gracias a sus dos kilómetros de costa, surfistas de todo el mundo llegan hasta aquí para practicar el deporte más famoso de la ciudad.
Y entre parada y parada, no hay que olvidarse de probar el bacalao al pil pil, plato típico de la zona y que, sin ninguna duda, ayuda a continuar el viaje.