Un vendaje inteligente con electrodos para prevenir las úlceras por presión

ANA MUÑOZ.- La revista Nature Communications publica hoy un hallazgo que podría venir a poner fin a uno de los grandes caballos de batalla del día a día en los hospitales: las úlceras por presión. Un equipo de ingenieros de la Universidad de California, en Berkeley, ha creado un tipo de apósito revolucionario que permite detectar daños en el tejido antes incluso de que estos sean visibles al ojo humano, cuando la úlcera se encuentra en su estadio más inicial y ni siquiera ha llegado a dañar visiblemente la superficie de la piel o a provocar dolor al paciente. Un sistema de detección temprana, al fin y al cabo, que permite la intervención del sanitario antes de que se forme la úlcera.

Las úlceras por presión suelen afectar a talones, cadera y coxis de pacientes postrados en la cama o que sufren movilidad reducida. Conocidas popularmente como “llagas” o “úlceras”, son lesiones que afectan a la piel e incluso transcienden a ésta, a nivel de hueso o músculo, y están originadas por el roce prolongado del tejido. Los últimos datos aportados por el Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP) revelan que se trata de un problema de salud que afecta a personas mayores (84%), pero también a otros grupos de edad más jóvenes como aquellos con lesiones medulares o incluso neonatos ingresados. Se calcula que más de 90.000 personas sufren al menos una úlcera por presión al día en España.

Créditos del vídeo: Roxanne Makasdjian y Phil Ebiner, UC Berkeley

Funcionamiento

El nuevo apósito inteligente desarrollado en California consiste en una lámina fina y flexible sobre la que se ha impreso una serie de electrodos. Mediante la descarga de pequeñísimas corrientes eléctricas entre ésos electrodos se crea una especie de “mapa espacial” del tejido sobre el que está colocado el apósito. De esa manera, el flujo de corriente a diferentes frecuencias informa de cualquier cambio celular que experimente el tejido subyacente. A esta técnica se le denomina “impedancia espectroscópica”.

La membrana que recubre una célula es relativamente impermeable -eléctricamente hablando- cuando funciona correctamente, es decir, actúa como un aislante y funciona de manera parecida a un condensador. Sin embargo, cuando una célula empieza a morir, su pared celular empieza a desmoronarse, permitiendo que se filtre la corriente eléctrica que emite y generando una resistencia. El vendaje inteligente está preparado para detectar los cambios en la resistencia eléctrica derivados de la permeabilidad de la membrana. Una corriente que circula a través de la membrana delata, por tanto, una célula que está muriendo y con ello una úlcera incipiente.

Utilidad para la enfermería

Michel Maharbiz, ingeniero y profesor asociado de la Universidad de California y artífice principal de este vendaje inteligente, explica a diarioenfermero.es que empezaron a trabajar en ello hace dos años. Maharbiz explica que las enfermeras pueden beneficiarse “empleando estos apósitos inteligentes para llevar un seguimiento de pacientes que potencialmente pueden padecer úlceras por presión, incluyéndolos, por ejemplo, en vendajes o dispositivos de monitorización”, no sólo para prevenir, sino también  “para medir la curación de una herida”. La impedancia espectroscópica, añade Maharbiz “ha sido y continúa siendo explorada para otros usos, como el recuento de células, su clasificación o la detección del cáncer”.

En cuanto al coste de la implementación de estos nuevos apósitos, Maharbiz asegura que no sería muy elevado, ya que “los materiales utilizados para su fabricación añaden muy pocos costes a los que ya suponen los vendajes actuales porque se basan en tecnologías ampliamente extendidas”, como los electrodos.

Un futuro muy presente

Por el momento, el apósito inteligente ha sido probado con elevados índices de eficacia en animales. Maharbiz explica que “como ocurre con cualquier sistema de medición, siempre existe un margen de error. No obstante, hemos comprobado que ese margen es lo suficientemente pequeño en los experimentos que hemos hecho previamente en animales para determinar el estado de las úlceras. Antes de utilizarlo en situaciones reales (con pacientes humanos) será necesario recabar otros datos mediante, por ejemplo, un ensayo clínico para establecer los márgenes de operación y posible error”.

Para el profesor Maharbiz este sería sólo el primer paso de una carrera que culminaría en toda una nueva generación de apósitos y vendajes: “A medida que la tecnología se miniaturiza más y ampliamos nuestros conocimientos sobre las respuestas del cuerpo, estamos capacitados para fabricar vendajes cada vez más inteligentes. Podemos imaginar un futuro muy cercano en el que el vendaje que te colocarás estará realmente preparado para reportar mucha información interesante sobre el progreso de la herida que hay debajo”, explica.

Desde España, Javier Soldevilla, director del GNEAUPP, valora la creación de este dispositivo como “muy positiva” a la espera de conocer su aplicación real en humanos. “A priori nos surgen algunas dudas, como cada cuánto debe cambiarse el apósito, si se coloca profilácticamente o si al ponerlo sobre una zona de piel sana se puede impedir la visualización”. No obstante, “todo lo que sea anticipativo y buscando la prevención es muy positivo, debemos tener la vista puesta no tanto en mejorar los tratamientos como en adelantarnos a cambios degenerativos irreversibles. Valoramos la sensibilidad de alguien que construye e investiga en términos de prevención”, explica. Soldevilla recuerda que las úlceras por presión pueden prevenirse hasta en el 98% de los casos con una gestión integrada de cuidados. Ahora, asegura, estos nuevos apósitos inteligentes “pueden hacerlo todavía más sencillo”.