GEMA ROMERO.- Modificar la dieta a una baja en grasas, durante cerca de ocho años en la menopausia, redujo el riesgo de muerte por cáncer de mama invasivo y mejoró sus índices de supervivencia en comparación con mujeres que no habían seguido ese régimen dietético, según un estudio presentado en el congreso anual de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer.
Con el fin de determinar los efectos de los patrones de dieta pobres en grasas sobre el cáncer de mama, que ya se había sugerido en estudios observaciones anteriores pero no de forma concluyente, Rowan Chlebowski, del Instituto de Investigación Biomédica de Los Ángeles, y la Iniciativa de Salud de la Mujer han llevado a cabo análisis adicionales sobre un ensayo clínico aleatorizado en el que habían seguido a 48.835 mujeres postmenopáusicas.
Las mujeres tenían entre 50 y 79 años de edad, no tenían cáncer de mama antes, sus mamografías eran normales y la ingesta de grasas en su dieta era normal. De ellas, 19.541 mujeres siguieron una dieta baja en grasas, con sesiones de grupo dirigidas por nutricionistas, que pretendían reducir la reducción de la ingesta de grasas a un 20% de energía y aumentar el consumo de frutas, verduras y cereales. Las otras 29.294 mujeres en el ensayo siguieron sus patrones dietéticos habituales.
Principales resultados
Después de aproximadamente ocho años de permanencia en la dieta baja en grasa, 1.767 de las mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de mama. Los investigadores encontraron que en el cáncer de mama la supervivencia global desde el diagnóstico fue mayor en el grupo de la dieta: 82% frente al 78%.
«Esta es la primera vez que había examinado las muertes después del cáncer de mama en este grupo, y hemos encontrado que una dieta baja en grasas aumentó las tasas de supervivencia entre las mujeres posmenopáusicas después de un diagnóstico de cáncer de mama», dijo Chlebowski, que presentó los resultados en la conferencia. «El estudio también sugiere que las mujeres tendrían que permanecer en las dietas bajas en grasa para mantener los beneficios de la intervención dietética”.
Además, según los investigadore,s la mayoría de las características del cáncer de mama -incluyendo el tamaño, el estado ganglionar, y la distribución de mal pronóstico, el cáncer triple negativo y los cánceres HER2 positivos- fueron similares entre los dos grupos de mujeres. Pero había cánceres con receptores negativos de progesterona menores en el grupo de la dieta (28,4% frente a 33%). Además, los investigadores observaron una mortalidad menor por enfermedad cardiovascular en el grupo de la dieta.