DAVID RUIPÉREZ/ÁNGEL M. GREGORIS.- Con trayectorias muy distintas, María Alonso y Marta Quesada comparten ser parte de la campaña Acoger+ enfermera, puesta en marcha por la Federación Española de Enfermedades Raras (Feder) y el Consejo General de Enfermería. Una iniciativa que pretende cambiar la vida a muchos niños y niñas de este país. En España hay más de 40.000 niños bajo el sistema de protección a la infancia y menos de la mitad consigue una familia de acogida. Y si a esto se suma que el pequeño tiene una enfermedad poco frecuente, las posibilidades de conseguir una casa de acogida son todavía menores…
¿Cómo es el trabajo de una enfermera en un centro de acogida?
Marta: Es muy variado. Tenemos un trabajo muy asistencial, pero también de equipo. En definitiva, abarcamos un montón de campos porque es verdad que los niños necesitan asistencia, pero no tienen que estar en un hospital.
¿Cómo acabaste trabajando con ellos?
Marta: No tenía ni idea de la asistencia de este tipo de centros, pero salió la OPE y me presenté. A lo largo de estos 11 años me he dado cuenta de que nosotros nos damos a conocer cuando vamos a los hospitales con los niños y nos ven, pero la gente no sabe lo que pasa, no sabe qué es el acogimiento, qué es la adopción y qué diferencias hay…
La enfermera tiene una vocación de atender a quien se le necesita y hay niños que requieren más cuidados que otros…
Marta: Tener una enfermedad rara no significa necesitar una asistencia constante. Creo que lo que ayuda ser enfermera para acoger a estos niños es que pierdes el miedo porque estás más acostumbrada a la enfermedad y estás en contacto con ella todos los días.
Hay niños con acondroplasia, que no es especialmente una enfermedad incapacitante, pero a la gente le echa para atrás.
Marta: Sí, tenemos, por ejemplo, un síndrome en el centro cuyo desarrollo está siendo muy bueno, pero como ya tiene la etiqueta de enfermedad rara… En el caso de los síndromes de down se ha hecho un trabajo excelente y la gente ha perdido muchísimo el miedo.
María, en tu caso lo viviste como una historia personal porque estuviste en un centro de acogida y eso te influyó después para hacerte enfermera.
María: En mi caso he vivido desde los 8 hasta los 16 años en centros de acogida. Estuve primero en Alicante y luego en Madrid. Es cierto que siempre en mí han estado esas ganas de darse al otro y por eso decidí orientar mi carrera a la enfermería. Fui niña y luego he sido educadora y enfermera en estos centros.
Cuando vivías allí, ¿había enfermera o tuviste relación con ellas?
María: En el primero no, pe-ro en el segundo sí. Había una ATS, que ahora ya está jubilada, que me contaba lo que había sido ser enfermera en la guerra, lo que significa cuidar a los niños en el centro de acogida…
Con esta campaña se ha hecho un gran llamamiento para que las enfermeras de este país puedan acoger a un niño con una enfermedad rara, ¿qué le diríais a esas enfermeras para animarlas?
Marta: Creo que al final si en tu trabajo sientes una satisfacción estupenda ayudando a adultos o niños, imagínate si cubres todos los campos de un niño que necesita, además de cuidados sanitarios, una familia, cariño, juego y un hogar, que da una estabilidad tremenda.
María: Yo les diría que, si están planteándose en algún momento acoger, creo que es el perfil perfecto para hacerlo. Por un lado, satisfaces esa necesidad de formar un hogar y, además, le brindas la oportunidad a un niño. Nuestra profesión es darse y en el darse nos sentimos plenamente satisfechos.