MARINA VIEIRA.- Mucho miedo y grandes dudas es lo que más comúnmente tienen las familias cuyos hijos necesitan de un sondaje nasogástrico para alimentarse al
nacer. Una estancia prolongada en el hospital no ayuda, la ansiedad aumenta y los miedos no se disipan. Todas las familias tienen un deseo común: abandonar el hospital cuanto antes pero no se atreven por no confiar en sus capacidades para cuidar de los recién nacidos en esta situación. Por esta razón, un grupo de enfermeras de la planta de hospitalización pediátrica del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona llevan desde 2011 desarrollando una escuela de padres para que aprendan todo lo necesario sobre este tipo de alimentación y hacerlo con seguridad en sus hogares. Los padres abandonan el hospital lo más pronto posible y seguros de que van a cuidar bien a sus bebés. “Había muchas familias que solicitaban poder marcharse para poder nutrir a su hijo de una manera cómoda y sin necesidad de estar en el hospital. De ahí surgió la idea de iniciar un programa en el cual nos asegurásemos que la familia había entendido los conceptos, lo podían hacer con máxima seguridad y podían marcharse”, introduce Montserrat Gutiérrez enfermera planta hospitalización pediátrica Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona y una de las enfermeras responsables de esta iniciativa.
Cuatro sesiones
El programa se ha dividido en cuatro lecciones. Van de lo más básico -enseñar a alimentar por sonda- hasta lo más complejo -aprender a colocarla en el caso de que se salga- y los padres no están obligados a hacer nada, aprenden hasta lo que se sienten seguros. “Les damos la capacidad de descubrir cómo hacer las cosas, que ya la tienen innata, lo único es darle la autonomía para que puedan hacerlo con la máxima seguridad posible” concreta la enfermera Gutiérrez. “En principio les enseñamos el programa, en que consiste. Una vez el equipo médico decide que este paciente es candidato para hacer esto en domicilio, la familia debe estar predispuesta a asumir estos cuidados entonces se les ofrece poder hacerlo, dicen que si y es cuando entramos las enfermeras y realizamos una serie de sesiones. Les decimos que van a aprender a manejar la bomba de alimentación, que van a saber los cuidados propios de la sonda e incluso van a poder administrar a través de la bomba con sus equipos y una serie de sistemas para alimentar temporalmente a sus hijos”, concreta Gutiérrez.
Lecciones personalizadas
Con mucha calma y con el conocimiento de que esto es completamente nuevo para las familias, la enfermera acude a la habitación en la que se encuentran hospitalizados y
da clases prácticas. “Lo importante de la sonda es que esté bien fijada en la mejilla y sobre todo en la naricita y que veamos la zona donde está metida. Cuando marches a casa lo principal es que no se mueva”, advierte la enfermera a la madre de un niño con sonda nasogástrica. “Aunque puede comer por sonda también está permitido también por boca, para no perder la deglución” prosigue Montserrat Gutiérrez para después darle a la madre el biberón y guiarle sobre la mejor forma de administrarlo. Cada sesión no dura más de media hora, son individuales y en ese tiempo se genera un espacio de confianza paciente – enfermera en el que se sienten libres de formular cualquier duda. “El mayor miedo de los padres es que la sonda se salga: ‘si se sale, ¿qué hacemos?’, es lo que me suelen decir. Les enseñamos los riesgos que hay y si hay algún tipo de problemática, como pararlo. Si vomita, hay que parar bomba enseguida, si se ha desplazado y el desplazamiento es muy grande y se atreven a hacerlo deben acabar de sacarla y volver a colocarla. Si la pueden colocar ellos, perfecto, pero si no se atreven o no se encuentran con la seguridad de poder hacerlo acuden o a su centro de salud o a nuestro centro hospitalario”, ejemplifica la enfermera.
Sistema temporal
“En sí la bomba nasogástrica es un sistema temporal máximo tres, cinco, en algún caso se ha alargado hasta seis meses. Porque después de la sonda hay otros dispositivos que también enseñamos, como sería un botón gástrico, que es más cómodo si se alarga en el tiempo”, informa Gutiérrez. Desde enfermería del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona también explican todo esto a las familias para conozcan al 100% la situación a la que se enfrentan.
Puente
Pero los pacientes, al abandonar el centro hospitalario no se quedan solos. Se establece un puente entre el hospital y el centro de salud para que desde ahí sepan que estas familias están dentro del programa y las indicaciones sobre su caso concreto. “Hacemos un informe a las familias en el cual indicamos qué es lo que han aprendido qué nivel tienen. Hacemos una evaluación para saber con qué conocimientos abandonan el hospital. Les enseñamos tanto individualmente como en conjunto. La idea es que al día y medio los padres ya sean autónomos y sepan hacer todo lo que les hemos enseñado”, narra Montserrat Gutiérrez. El informe se entrega a las familias en mano y está a disposición del centro de salud a través del servicio de historia clínica informatizada. El objetivo es que los padres sean autónomos, que aprendan todos los cuidados que una enfermera realizaría en el hospital. Cuentan con el apoyo del centro sanitario y de los profesionales para resolver todas las dudas.
100% enfermería
Además, sobre las enfermeras no sólo recae el peso de la formación. Son ellas quienes deciden si los padres están suficientemente formados para abandonar el hospital y sobre ellas recae el alta de los pacientes. “El requisito indispensable es que sepan hacer todo sin ningún tipo de soporte de enfermería. Ellos lo manipulan, lo cambian y les damos el visto bueno. El equipo médico confía plenamente en nosotras y somos nosotras quienes decidimos si esa familia está realmente capacitada. Es enfermería quien da el alta a las familias”, explica la enfermera del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona. Un proceso complejo del que las enfermeras son responsables de principio a fin. Con beneficios para todos: los padres pierden el miedo a esta nueva situación a la que se enfrentan, los pacientes están más controlados desde el principio y los tiempos de hospitalización se reducen.
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