MARINA VIEIRA.- España es el segundo país del mundo en consumo de medicamentos, con una ratio de prescripción de ansiolíticos superior a la media de la Unión Europea. Aproximadamente, la mitad de la población adulta tiene prescrito un medicamento no adecuado o con baja utilidad terapéutica, siendo más común en pacientes pluripatológicos. En algunos casos, la prevalencia de tratamientos inapropiados puede alcanzar el 71% en personas mayores frágiles. Por esta razón, un equipo de médicos y enfermeros españoles han realizado un estudio para determinar si las decisiones compartidas con el paciente mejoran el uso de fármacos en estos pacientes.
Los investigadores han concluido que el uso de una herramienta de apoyo a las decisiones podría contribuir a adecuar la medicación en pacientes polimedicados en comparación con la práctica clínica habitual. Este estudio, elaborado por un equipo de enfermeros y médicos españoles, ha sido publicado en el Journal of Clinical Medicine.
“Los problemas de salud ligados a errores de la medicación en pacientes con polimedicación, que suelen ser pacientes complejos y pluripatológicos, suponen una prevalencia elevada ocasionando morbilidad y alteraciones importantes en la salud de los pacientes, tanto por incumplimiento de tratamiento como por cambio en las dosis y horarios pautados, provocando alteraciones cardiovasculares que pueden suponer una descompensación del paciente y provocar ingresos hospitalarios, provocando además un incremento del coste del sistema sanitario”, explica Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería y uno de los autores de este estudio, por esta razón, se consideró la importancia de desarrollar esta investigación.
11 centros sanitarios españoles
En este estudio han participado profesionales de medicina y enfermería de 11 centros sanitarios de Aragón y Andalucía que seleccionaron pacientes mayores de 65 años, con una o más enfermedades crónicas y polimedicados con cinco o más fármacos. Los pacientes fueron asignados a dos grupos: uno donde se utilizaba una herramienta de apoyo a las decisiones y otro en el que se seguía la práctica clínica habitual. Los sanitarios tenían que informar sobre la medicación que habían considerado inapropiada para sus pacientes y proponer alternativas a estos tratamientos. “Han participado grupos de pacientes polimedicados en el ámbito domiciliario, que exige un seguimiento en atención primaria”, describe Valle Coronado.
Los resultados demostraron que la proporción de pacientes cuya medicación fue adaptada después de seis meses de seguimiento fue mayor en el grupo de intervención (32,5%) que en el grupo de control (27,9%). Además, el porcentaje de posibilidad de tener prescrito un medicamento de forma adecuada fue 2,8 veces mayor en el grupo de intervención. “El grupo de intervención se realizó un seguimiento y un control exhaustivo de la medicación, así como intervención para verificar el correcto manejo de los tratamientos prescritos, al grupo control se le realizaba seguimiento solo a demanda. Las diferencias obtenidas avalan que se realice intervención y seguimiento de los pacientes polimedicados por parte de las enfermeras y médicos de forma activa”, puntualiza Juan Gómez.
Esta investigación, por lo tanto, demuestra que un seguimiento mayor de las medicaciones de los pacientes es muy eficiente para evitar errores en tratamientos. Algo que sería beneficioso no sólo para los pacientes, también para el sistema sanitario. “La investigación es el motor de avance profesional y pone de manifiesto, con evidencia científica qué práctica asistencial es la más correcta y genera más calidad al paciente, por ello es clave investigar y potenciar la investigación enfermera”, concluye el secretario general del Consejo General de Enfermería.
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