REDACCIÓN.- En los últimos años, el número de niños con sobrepeso ha ido en aumento debido, entre otras cosas, el creciente sedentarismo. Pasar horas frente a la televisión es una de las actividades favoritas de los más pequeños y, a la vez, una de las que menos gasto calórico acarrean. Un nuevo estudio presentado esta misma semana en el encuentro anual de Sociedades Académicas Pediátricas celebrado en San Diego (EE.UU) advierte de que una hora diaria frente al televisor ya es suficiente para que el niño en edad preescolar vea aumentadas exponencialmente sus posibilidades de sufrir sobrepeso. La relación entre el tiempo que los niños pasan viendo la tele y sus posibilidades de aumentar de peso ya había sido analizada en estudios anteriores, pero es la primera vez que un trabajo pone el foco específicamente en pequeños en edad preescolar.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron los datos de la Encuesta Longitudinal de Infancia Temprana, referentes a 11.113 niños en edad preescolar durante el curso 2011-2012. Sus padres aportaron información relativa al estilo de vida de los pequeños: número de horas diarias frente al televisor, tiempo de uso diario del ordenador, estatura y peso.
Basándose en toda esa información, los investigadores concluyeron que los preescolares estadounidenses ven la televisión una media de 3,3 horas al día. Aquellos que se acercan a esas cifras y pasan dos horas o más enfrente del televisor, tienen una masa corporal significativamente mayor que aquellos que sólo la veían durante entre 30 y 60 minutos al día. El estudio revela además que cuando un niño preescolar ve la televisión más de una hora al día, sus posibilidades de padecer sobrepeso ascienden entre un 50 y un 60 por ciento frente a quienes la ven menos de una hora. Por otro lado, los niños que ven la tele una hora o más son hasta un 39 por ciento más proclives a convertirse en personas con sobrepeso y tienen un 86 por ciento más de posibilidades de convertirse en personas obesas entre la etapa preescolar y el primer grado.
“Dadas estas evidencias, los pediatras y los padres deberían intentar restringir el tiempo que los niños ven la televisión”, ha asegurado el autor principal del estudio y profesor de Endocrinología Pediátrica, Mark D. DeBoer.
Bebés de solo seis meses usando dispositivos móviles
En el mismo encuentro anual de Sociedades Académicas Pediátricas, se ha presentado un estudio que concluye que más de un tercio de los bebés estadounidenses han experimentado toqueteando las pantallas de dispositivos móviles como smartphones o tablets incluso antes de aprender a caminar o hablar. Además, a la edad de un año, uno de cada siete bebés usa este tipo de dispositivos durante al menos una hora al día.
Por su parte, la Academia Americana de Pediatría desaconseja el uso por parte de niños menores de 2 años de dispositivos electrónicos de entretenimiento como televisores, ordenadores, smartphones y tablets. La realidad, sin embargo, es bien distinta.
Los investigadores desarrollaron un cuestionario con 20 puntos para descubrir cuándo un bebé o niño pequeño se enfrenta por primera vez al uso de este tipo de dispositivos y de qué manera los emplea. Entre las cuestiones sobre las que se interrogaba a los padres, se incluían el tipo de dispositivos que tenían en casa, a qué edad empezaban los niños a usarlos, frecuencia de utilización, tipos de actividades que desempeñaban con ellos y si su pediatra les había hablado acerca del uso de este tipo de dispositivos a edades tempranas.
Los resultados obtenidos concluyen que, de los niños menores de un año incluidos en el estudio, un 52 por ciento usa los dispositivos para ver programas de televisión, un 36 por ciento ha tocado alguna vez una pantalla táctil o ha hecho scroll, un 24 por ciento los usa para llamar a alguien, un 15 por ciento ha utilizado apps y un 12 por ciento ha jugado a videojuegos.
El estudio también concluyó que el 73 por ciento de los padres permiten a sus hijos jugar con dispositivos móviles mientras hacen las tareas domésticas, una 60 por ciento mientras hacen recados, un 65 por ciento los usa para calmar a su hijo y un 29 por ciento para conseguir que se duerma. El tiempo que los niños pasan utilizando estos aparatos se incrementa con la edad. Por último, el estudio advierte de que sólo el 30 por ciento de los padres asegura que el pediatra ha hablado con ellos sobre esta problemática.