MARINA VIEIRA.- Muchos tratamientos de cáncer conllevan intervenciones quirúrgicas que producen cicatrices. Algunos de los pacientes, tras pasar por el quirófano, muestran gran preocupación sobre la agresividad que la piel sufre tras este tipo de intervenciones. No todos los productos tradicionales de cuidado de la piel son aptos para estos delicados pacientes. Por esta razón, un grupo de sanitarios de Institut Catalá de Oncología -liderado por un enfermero- ha realizado un estudio en conjunto con Atlantia para analizar los beneficios que tiene el Aloe Vera en las cicatrices de pacientes de cáncer que han sido sometidos a una intervención quirúrgica. En concreto su estudio se ha centrado en mujeres operadas con tratamiento conservador tras un cáncer de mama. Porque la recuperación de las cicatrices tras una intervención de cáncer de mama es un proceso indispensable para que no se retrase el inicio de la quimioterapia o radioterapia. “Desde enfermería de Oncología Radioterápica conocemos y utilizamos el Aloe Vera en la prevención y tratamiento de radiodermitis. Lo utilizamos por sus propiedades reparadoras de daños epiteliales y en combatir radicales libres. Somos conocedores también de las propiedades especialmente hidratantes y favorecedoras de la elasticidad de la Rosa Mosqueta. Todo ello nos orientó a plantear nuestra hipótesis que planteaba que la combinación de ambos activos – Aloe Vera y Rosa Mosqueta- produce un efecto sinérgico de consolidación rápida y de mejora estética de las cicatrices”, explica Juan L. Ribes, coordinador de la Consulta de Enfermería Oncológica y Radioterápica del Instituto Catalán de Oncología de L’Hospitalet de Llobregat en Barcelona y director del estudio.
Además, los investigadores consideraron también importante conocer “cuanti-cualitativamente la evolución de las cicatrices, tanto de las sensaciones que aportaba el paciente como de la observación del propio profesional mediante la Escala Patient and observer Scar Asesment Scale (PSAS)” puntualiza Juan L. Ribes. Los sanitarios llevan realizando esta investigación durante un año y medio, para llevarla a cabo se han analizado hasta ahora 93 casos de pacientes operadas de cáncer de mama que fueron divididas en dos grupos. A uno de los grupos se les aplicó la loción con Aloe Vera y Rosa Mosqueta y al otro una crema hidratante sin estos principios. “Los controles se iniciaron precirugía y hasta tres semanas posteriores a la misma. Las frecuencias de utilización fueron de una al día en prevención preintervención, se suspende en el inmediato postoperatorio y se reinicia a los pocos días dos veces al día ya sin riesgo de infección” concreta el enfermero Ribes. “Los resultados, aunque aún no son definitivos porque se siguen analizando, muestran una clara tendencia”, explica Juan Luis Ribes. En el tiempo que lleva desarrollándose la investigación el enfermero y el equipo sanitario responsable de ella considera que los resultados “indican claras tendencias y en algunos parámetros empiezan a aparecer significancias orientadas hacia que la combinación Aloe-Rosa, con la formulación de Regestimul® presenta cicatrices muy consolidadas, más estrechas y más cortas. Desde la máxima prudencia hasta disponer de los datos definitivos, intuimos que estamos ante un producto con activos en combinación muy interesantes para cualquier tipo de cirugía oncológica”, concreta.
Seguimiento enfermero
Para llevar a cabo el estudio la colaboración de enfermería ha sido un eje clave. Ya que, tal y como puntualiza Ribes “la enfermería lidera en el cuidado de la piel, incluidas las cicatrices en la práctica habitual y a partir del protocolo consensuado con los médicos. La enfermería en este ensayo ha sido fundamental en la inclusión de pacientes y en el seguimiento de los mismos hasta la finalización. Tanto el investigador principal, en este caso yo mismo, como los investigadores colaboradores de la Unidad Funcional de mama somos Enfermeras y añadimos como asesora a una ginecóloga” explica. El enfermero, reclama que enfermería debe estar presente con los pacientes oncológicos en todo momento, “en aspectos como la educación sanitaria, la información al paciente y familia, la prevención, control y tratamiento de efectos adversos de la propia terapia, la valoración de enfermedades asociadas previas, los aspectos psicológicos y adaptativos, sociales o familiares y su atención son temas básicamente enfermeros”. Por su parte, el sanitario del centro oncológico catalán considera que “es indiscutible que la presencia de enfermería en un equipo multidisciplinar oncológico es vital y que añade además esa posición de proximidad al paciente y familia que tanto beneficia en procesos complejos. Y además puede aportar, desde la investigación propia con la evidencia de un ensayo clínico, el aumento de conocimientos al propio equipo multidisciplinar”, concluye.
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