MARINA VIEIRA.- Un aviso llega al equipo de protección civil de Moralzarzal (Madrid): una pareja de excursionistas se ha perdido en el monte, llevan desaparecidos más de cinco horas, no contestan al móvil y se corre el riesgo de que caiga la noche sin obtener rastro de ellos. Es en este momento en el que la Unidad Canina de Protección Civil de Moralzarzal se reúne y Sherpa —una preciosa schnauzer gigante negra—, Mai —una pequeña y jueguetona border collie— y otros cinco perros más se juntan con el equipo de sanitarios liderado por José Ramón Domínguez, un enfermero experto en Urgencias y Emergencias por la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud, para llevar a cabo la misión para la que se llevan meses entrenando: con el simple olor de una de las prendas de los desaparecidos, los perros han de encontrarlos con vida. Así comienza el simulacro de la patrulla canina de rescate de Moralzarzal, una unidad que ha realizado ya diez activaciones reales y en todas las ocasiones han encontrado vivos a los desaparecidos.
Olfato privilegiado
Estos animales, además de ser los mejores amigos del hombre, poseen un olfato privilegiado que permite localizar a víctimas en circunstancias adversas. Simplemente teniendo contacto con una prenda de la persona desaparecida son capaces de encontrarla “en extensiones de más de dos hectáreas”, cuenta José Ramón Domínguez, responsable de los enfermeros de la Unidad Canina de Protección Civil Moralzarzal. En muchas ocasiones se ha criticado el esfuerzo al que se enfrentan estos animales, que en algunas unidades tienen que realizar duros entrenamientos y enfrentarse a largas horas de trabajo. Muchos de ellos incluso viven en jaulas durante toda su vida, entregados únicamente a su tarea de rescate. Sin embargo, tal y como explica Domínguez, esta “es una unidad atípica. Los perros que forman parte de ella son mascotas, pertenecen a voluntarios de Protección Civil que a su vez son también guías caninos”, por lo que tienen una vida normal de animal doméstico feliz y viven esta actividad “como un juego: en cuanto salen a buscar creen que esto es un juego y lo viven como tal”. “Lejos de una vida entregada de trabajo, esta patrulla canina concibe sus entrenamientos y búsquedas como juegos de niños, en los que se divierten, disfrutan y encima se ven recompensados”, cuenta Domínguez.
Este tipo de entrenamiento es fundamental para mantener una buena calidad de vida de los canes y, además, resulta fundamental para obtener buenos resultados. “Los canes a los que se les ha enseñado a través de juegos y refuerzo positivo suelen ser animales que trabajan con más seguridad y ofrecen tiempos de trabajo mucho mayores”, argumenta Jokin Dorbarán, experto en adiestramiento canino y responsable de Bizkaia Dogs Trainers.
La unidad

Gracias a la ayuda de Sherpa, el equipo sanitario encuentra a la víctima escondida entre rocas y árboles
Como “esta zona de la sierra cuenta con muchas residencias de ancianos, las personas mayores muchas veces salen a pasear y se pierden. Nuestra unidad canina se creó hace unos cuatro años y se fundó precisamente por eso, para buscar a los ancianos que ocasionalmente desaparecen”, explica Domínguez. Sin embargo, durante estos tres años la unidad no ha dejado de crecer y ahora mismo cuentan con un equipo de ocho perros que realizan diferentes tipos de búsquedas.
“Dentro de la búsqueda canina, hay varios tipos: entre ellos grandes áreas y estructuras colapsadas. Generalmente, en España se realizaban búsquedas de estructuras colapsadas cuando había un atentado, el trabajo de los perros en estos casos es buscar entre los escombros de los edificios derruidos. Nuestros perros están acostumbrados a realizar búsquedas en grandes áreas y de personas vivas”, prosigue Domínguez.
Trabajo en equipo
Enfermeros, técnicos, guías caninos, auxiliares y perros trabajan en equipo para encontrar a quien se pierde. Todos son voluntarios y se enfrentan a difíciles entrenamientos para estar preparados cuando han de hacer una activación real: “El trabajo es coordinado y en equipo, se trabaja tanto en búsqueda directa como tema logístico, sanitario, de intervención y en un momento dado nos coordinamos con quien nos tengamos que coordinar, con SUMMA, bomberos o con quién haga falta”, explica Carlos Salmerón, jefe de Protección Civil Moralzarzal.
Los perros son una parte esencial del equipo de búsqueda, los profesionales sanitarios que trabajan en la unidad de rescate trabajan con ellos, les conocen y les entrenan. Tal y como cuenta Domínguez, “el equipo de búsqueda se compone de un guía, un auxiliar y uno o dos sanitarios. Nosotros, como sanitarios, debemos proteger y atender a los compañeros que van buscando”. También se encargan los enfermeros, en colaboración con los auxiliares y una veterinaria, de controlar que los canes estén en buenas condiciones para el trabajo, que no se encuentran demasiado cansados o desorientados.
Entrenamiento
A pesar de que el entrenamiento se realiza por parte de los guías e instructores, los animales tienen que conocer a los enfermeros. “Hay ocasiones en los que tenemos que
hacer de guías, por eso, es necesario que los perros nos conozcan previamente”. El equipo de enfermería, por lo tanto, participa activamente en los cursos de obediencia impartida por los instructores caninos, para que los animales conozcan el olor de los enfermeros y así, si en un momento han de obedecerles, lo hagan. Los perros tienen un límite de búsqueda, no pueden estar buscando constantemente, hay que parar en cierto momento. “Hay que conocer a la perfección al perro para saber cuándo está cansado y cuándo debe parar, es importante tener en cuenta que nunca deben realizar esfuerzos por encima de lo normal porque nunca hay que permitir que el animal deje de concebir las búsquedas como un juego”, relata Dorbarán, experto en entrenamiento canino.
Por este límite de búsqueda y por no ser infalibles es necesario que el entrenamiento se realice en conjunto con los otros perros de la unidad. “Si en una búsqueda sigue la duda cuando un perro marca, si no está seguro de lo que está viendo, se saca a otro para confirmar”, explica Domínguez. Los perros no son máquinas y se pueden despistar, confundir un olor o simple-mente equivocarse. Por eso normalmente los equipos de búsqueda no van acompañados de un solo can. “No es extraño que se confirmen las víctimas”, cuenta Domínguez, “en grandes áreas no tanto, pero en estructuras colapsadas lo normal es que las unidades vayan acompañadas por varios animales”. Por eso los entrenamientos se realizan en equipo, “tienen que formar parte de la misma manada, reconocerse entre ellos y actuar de forma unitaria”, especifica Juan Carlos García, jefe de la Unidad Canina de Protección Civil Moralzarzal y uno de los entrenadores de la Unidad Canina.
Un trabajo a contrarreloj
El equipo de rescate trabaja en tiempo récord, ya que en “un minuto tenemos que determi-nar qué gravedad tiene el paciente, si es leve, grave o crítico”, prosigue Domínguez. Los enfermeros hacen la estimación inicial de gravedad e in-forman a través de walkie talkies “al jefe operativo sanitario” sobre qué necesitan que se les mande para asistir a la víctima. “Somos una unidad de primera intervención y de rescate, no hacemos tratamientos continuados y cuidados de enfermería a la larga. Hacemos una estimación inicial de gravedad para preparar a los compañeros que comenzarán con el tratamiento”— afirma Domínguez—. “Nuestro trabajo es mantener al paciente estable hasta que llega la ayuda. Cuando se obtiene la ayuda nos retiramos a no ser que se nos pida colaboración”. El trabajo de los enfermeros en estas situaciones se limita a esta actuación porque “en ocasiones necesitamos seguir buscando pacientes”, explica Domínguez. Como el trabajo es de so-porte básico, lo es así también su equipo. “Lo que llevamos es básico, ponemos un collarín, protegemos, cogemos una vía si es necesario e in-movilizamos hasta que llegan los compañeros”.
Tipología de los perros
En esta unidad se trabaja con todo tipo de razas, desde border collie —la raza menos común en unidades de rescate—pasando por pastores alemanes o un “schnauzer gigante como Sherpa, una de las perritas que protagonizará una de las búsquedas de hoy”, cuenta Domínguez. Lo importante no es la raza, sino un buen entrenamiento en el que los perros confíen plenamente en el guía y en el personal sanitario.
El simulacro
Una vez que se recibe la llamada, se procede a organizar el rescate de las personas desaparecidas. “Lo primero que hay que hacer es organizar un briefing, en él se pone en común la información recibida y se organiza a las unidades”, relata Domínguez. Dicho y hecho. En un semicírculo se reúnen todas las unidades para escuchar la información por parte del jefe de la Unidad Canina y desplegar todo el equipo que sea necesario para encontrar a los excursionistas. Para eso se requieren tres cosas básicas: montar una unidad móvil, organizar qué personal sanitario acudirá a la búsqueda en conjunto con los perros y encontrar un olor de referencia para que los canes se-pan guiarse a través de él y encontrar a los desaparecidos.
Se da un tiempo en el que se prepara a las unidades, se organiza a los perros y se monta un Puesto de Mando Avanzado (PMA). “Este tipo de PMA es el mismo que se utiliza para meter pacientes en las catástrofes”, explica Domínguez. Dentro del PMA se instala un equipo de GPS que se introduce en los arneses de los perros para poder monitorizar la búsqueda y saber por qué puntos se ha dirigido el animal para buscar. “Las imágenes las tenemos descargadas previamente porque, como solemos trabajar en este tipo de ambientes, no tenemos Internet. Hacemos un reparto de la zona que nos han dicho y estudiamos las características del relieve y peligros que puedan existir para el operativo: canteras abandonadas, inundaciones o vallas”, explica Eduardo Sánchez, topógrafo de la unidad.
El dispositivo GPS se mete en un bolsillo que tienen los perros en el arnés y después se analizan mediante un informe los puntos a los que se ha dirigido, qué tiempo ha tardado en encontrar al paciente o la distancia recorrida. También es útil en el caso de que la búsqueda se prolongue y los perros ya no puedan seguir buscando. “Nos permite conocer la zona que hemos batido, cuando viene el perro descargamos los datos que ha grabado el GPS. Con esto vemos qué zona se ha cubierto o no para tener un mayor aprovechamiento de los recursos”, explica Sánchez. Una vez instalado el PMA se procede a emprender la búsqueda. El encargado de organizar los dispositivos sanitarios es Juan Carlos García, jefe de la Unidad Canina de Protección Civil. “El equipo de búsqueda será el guía con Sherpa, el soporte sanitario lo va a dar nuestro enfermero Ismael con nuestro técnico Paola y de acompañamiento irán Valentín y Paco”, dispone García. El personal sanitario designado se coloca sus EPIS, sus comunicaciones —que se reparten con los auxiliares— y sigue el itinerario que Sánchez ha designado según el estudio elaborado con su GPS.
La búsqueda la dirige Sherpa, una de las perras que forman parte del equipo de la unidad canina. Desde que se le da a oler un jersey de la novia de la víctima, comienza a correr y todo el equipo sanitario la sigue. “Para poder seguir el ritmo de los perros necesitamos estar en buena forma: nos entrenamos física-mente para este tipo de búsquedas”, confiesa Domínguez mientras sigue el frenético ritmo de búsqueda marcado por el animal. Tras dar varias vueltas Sherpa da la alerta, con un sonoro ladrido avisa a todos los dispositivos: ha localizado la víctima en tiempo récord. Le ha bastado sólo 30 minutos para encontrar a la persona herida entre árboles y rocas, sin su ayuda, el tiempo de búsqueda hubiese sido el doble y sus posibilidades de sobrevivir, la mitad.
Sherpa ya han terminado su trabajo, Eduardo —su dueño, entrenador y topógrafo de la unidad canina— le da su juguete como premio y la preciosa schnauzer gigante, feliz, lo recoge con el orgullo de un trabajo bien hecho. “Hay que tener en cuenta que para los perros esto no es un simulacro, es una búsqueda real y la recompensa ha de ser al mismo nivel”, concluye Domínguez.
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