GEMA ROMERO.- A veces eso es lo único que hace falta para que un paciente que va a someterse a una intervención quirúrgica tenga menos ansiedad, menos nervios, esté mucho más tranquilo. Eso lo saben bien en el servicio de atención prequirúrgica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, por eso llevan más de 15 años recibiendo y apoyando a los pacientes que van a ser intervenidos en el centro.

Sólo son dos enfermeras, una en el turno de mañana y otra en el de tarde y dos auxiliares, pero atienden a más de 45 pacientes diarios, de todas las especialidades médicas, excepto Cardiología. Para Eva Fraga, la supervisora de la unidad, “es inverosímil la cantidad de cirugías que pueden llegar a conocer y a controlar en relación con los pacientes, es decir, al paciente saben qué atención hay que darle en función de la cirugía que se le va a realizar, y yo creo que eso es bastante difícil. Y ellas siempre tienen una sonrisa para un paciente, siempre tienen un ánimo, siempre tienen unas ganas de seguir. Eso es lo que hace que esta unidad vaya en beneficio de los pacientes siempre, todos los días”, afirma.

Los más especiales, quizá por ser mujeres, o porque van a someterse a una mastectomía, son las pacientes con cáncer de mama. “No ya por la operación en sí, sino por el estado en el que llega la paciente.  Llegan muy nerviosas no saben qué va a pasar, cómo va a quedar, pasan por muchas pruebas previas y psicológicamente afecta mucho”, así lo afirma Pilar García, la enfermera del turno de mañana. Para estos casos también cuentan con el apoyo de una psicóloga que incluso acompaña a la mujer hasta la puerta de quirófano, en caso de ser necesario.

Trato personalizado

Y es que en el hospital Clínico el trato que se da al paciente prequirúrgico es personalizado, con él y con su familia. De hecho para recibir a los pacientes cuentan con un informador por turno que es quien “les acompaña a la habitación, les da la ubicación, de tal forma que nunca va a haber un paciente ni sus familiares solos en un mostrador”, explica Eva Fraga, supervisora de la unidad. Mientras esperan su turno para ser operados cuentan con una habitación individual, “puede estar con su familia todo el tiempo, hasta que se vaya a quirófano, y le pueden acompañar hasta las mismas puertas de los quirófanos”, añade Fraga.

Esa misma habitación se ocupará incluso dos o tres veces cada jornada, pues cuentan con tres turnos de ingreso preoperatorio, a las 7:30, a las 9 y a las 11. “El reducir el tiempo aquí siempre hace que estén menos nerviosos. La familia también, se cansa de esperar porque la espera aquí es estar dándole vueltas al tema, cuanto menos tiempo estén mejor”, explica Pilar García.