AMAIA FERNÁNDEZ.- Un año más, la celebración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que tiene lugar cada 25 de noviembre, nos recuerda la necesidad de seguir luchando para poner fin a la violencia que se ejerce contra las mujeres y las niñas en todo el mundo. Esta fecha fue elegida para conmemorar el asesinato, en 1961, de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas, a manos del gobernante dominicano Rafael Leónidas Trujillo y adoptada mediante resolución por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas (54/134). Da inicio, además, a la campaña de 16 días de activismo contra la violencia de género, que concluye con la celebración, el 10 de diciembre, del Día de los Derechos Humanos.
Según Naciones Unidas (2016), en todo el mundo una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental y una tercera parte de las adolescentes afirma que su primera relación sexual fue forzada. Más de cuatro millones de personas que realizan trabajos forzosos son víctimas de explotación sexual (el 98%de los casos son mujeres) y actualmente, al menos 200 millones de mujeres y niñas han sufrido la práctica de la mutilación genital. Además, en el actual contexto de grave crisis migratoria, las mujeres y las niñas refugiadas son quienes más sufren violencia, agresiones, explotación y acoso sexual en todas las etapas de su viaje, también en territorio europeo.
Es necesaria una respuesta eficaz
La violencia contra las muje-res constituye una de las violaciones de los derechos humanos más generalizadas y toleradas que existen y supo-ne un grave problema social y de salud que debe ser erradicado. Su presencia en todas las sociedades del mundo, independientemente de su sistema político o económico y el impacto que tiene, no sólo en las mujeres, sino en sus familias, las comunidades y los países está propiciando, aunque aún muy tímidamente, que los gobiernos sitúen en el centro de sus preocupaciones la forma de abordar esta problemática para hacerle frente y erradicarla. Una respuesta eficaz en este sentido debería ir encaminada, como mínimo, a:
– Sensibilizar a la ciudadanía para la prevención desde todos los sectores: educación, salud, empleo, etc.
– Asegurar el cumplimiento, por parte de las administraciones, de sus obligaciones para garantizar los derechos de las víctimas.
– Fortalecer el marco jurídico que asegure una protección integral a las víctimas y prevea castigo al agresor.
– Garantizar los derechos económicos y laborales de las mujeres.
– Mejorar la coordinación con las organizaciones de la sociedad civil.
Por eso, como todos los días del año, Enfermeras Para el Mundo seguirá exigiendo el fin de la violencia contra las mujeres y las niñas, y este 25 de noviembre, más que nunca, lo hará con la firme convicción de que se puede vencer esta lacra con el esfuerzo de toda la sociedad civil, los poderes públicos, las ONG o los medios de comunicación.
Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas
En septiembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, una hoja de ruta en la que se establecen 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para la población mundial.
El objetivo 5 en concreto, hace referencia al logro de la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas. Pero nunca será posible alcanzarlo si antes no se erradican las prácticas que mantienen a las mujeres y niñas en una situación de subordinación y des-ventaja frente a los hombres. Para conseguir este objetivo, se han establecido una serie de metas que incluyen, entre otros, los siguientes compromisos para los próximos 15 años:
– Poner fin a todas las formas de discriminación contra to-das las mujeres y las niñas en todo el mundo.
– Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación.
– Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina.
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