ANA MUÑOZ.- El sonido predominante en cualquier Unidad de Críticos Quirúrgicos suele ser el ruido de los aparatos, de los monitores que controlan las constantes vitales. Sin embargo, durante un rato, eso cambia en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid gracias a la música de artistas voluntarios como Alberto Pestaña. Después de una vida dedicada a la música, viene de vez en cuando al hospital para animar a los pacientes con lo que mejor sabe hacer: cantar. «Es gratificante venir a ayudar de alguna manera, tratar de aliviar los malos momentos que están pasando. Lo he hecho en varias ocasiones durante mi vida, que ya va siendo larga. Uno siempre sale satisfecho», explica Alberto con ojos brillantes.

musico01El centro está creando una bolsa de artistas voluntarios como él que permitan seguir llevando música suave a la unidad, hecha con instrumentos como guitarra, violonchelo o arpa. Alberto, por ejemplo, hace canción romántica. «Música sudamericana y también española», explica, «pero sobre todo boleros, rancheras… Lo que me sale del alma, pero que sea bonito y optimista, que es lo importante».

Este programa de musicoterapia está impulsado por el equipo de enfermería de la unidad, entre otros profesionales. «Aquí se pasan muchas horas, hay mucho ruido, mucha presión asistencial y mucha carga de estrés. Es una manera de tenerles un tiempo distraídos, de darles cariño y tener un detalle hacia ellos», explica Beatriz Martín, supervisora, que recuerda que «numerosos estudios han demostrado que la música posee grandes beneficios para los pacientes: disminuye el tiempo de ventilación mecánica, la necesidad de ventilación y mejora las constantes hemodinámicas».

Dado lo delicado de esta unidad, el proyecto se desarrolla con todas las cautelas. «Lo primero que hacemos en el turno de mañana es preguntar a los pacientes que están conscientes y orientados. También hablamos con los familiares de los pacientes por si a alguno de ellos les molesta o no les parece oportuno», asegura Juan Miguel Alcalde, también supervisor. «Nuestra experiencia hasta la fecha es que todos los pacientes que han recibido la música se han mostrado encantados con ella. Sonríen, aplauden, dan las gracias».

Una de esas pacientes fue la madre de Mª Isabel Soria, que hoy ha venido al hospital para hablarnos de su experiencia con este proyecto. «Mi madre estaba ingresada cuando Alberto vino a cantar. Los enfermeros fueron pasando por los boxes explicándonoslo. Fue en la época de Navidad y mi madre lo agradeció mucho, era una música muy agradable para los enfermos. Hubo momentos en los que mi madre estuvo muy mal, pero otras veces se encontraba mejor y era una buena manera de llenar esos huecos. Por eso me parece una iniciativa muy positiva y recomendable».

Para formar parte del proyecto como músico solidario: musicossolidarios.hrc@salud.madrid.org / Tlf. 91 336 82 69