GEMA ROMERO.- El cáncer de cabeza y cuello, causante del más de 350.000 muertes al año, es el séptimo más frecuente. Sin embargo, la alta incidencia de esta enfermedad contrasta con el amplio desconocimiento por parte de la población de sus síntomas, un fenómeno que explica su diagnóstico tardío en la mayor parte de los pacientes.
Como señalaba Carmen González, presidenta ejecutiva de la Fundación Merck Salud, “en el diagnóstico precoz está la esperanza de supervivencia, que puede llegar al 80-90%, pero es un tipo de cáncer que pasa desapercibido porque en sus inicios sus síntomas son banales”.
Por este motivo, la Sociedad Europea de Cáncer de Cabeza y Cuello (EHNS, en sus siglas en inglés) ha lanzado la campaña ‘Make Sense’, para la que han creado la regla ‘Uno durante Tres’ para identificar la enfermedad en fases más precoces, que establece que el paciente debe acudir a la consulta y los médicos de Atención Primaria deben derivar al especialista si el paciente presenta uno de estos síntomas: lengua dolorida, úlceras, dolor de garganta, bulto en el cuello, ronquera persistente, dolor o dificultad para tragar o nariz obstruida, durante más de tres semanas.
La iniciativa, que cuenta por segundo año consecutivo con el apoyo de la Fundación Merck Salud y el laboratorio farmacéutico Merck, recuerda que estos tumores pueden afectar a la cavidad oral, faringe y laringe, lo que hace que los pacientes puedan tener problemas para respirar, hablar o comer.
Papel de la enfermería
La enfermería está muy presente en todo el largo proceso que deben seguir estos pacientes. Como explicaba María Pérez Hernández, enfermera del servicio de oncología radioterápica del Hospital Universitario 12 de octubre de Madrid a DiarioEnfermero.es, “nuestro papel se centra en todo el tratamiento con radioterapia. Insistimos mucho en la alimentación, en el cuidado de la piel y en cómo debe realizar la higiene. Se trata de pacientes que en muchos casos deben cambiar su alimentación e incluso dejar de alimentarse por boca”.
Para M.ª Jesús Romero, presidenta de la Asociación Española de Pacientes de Cáncer de Cabeza y Cuello, se trata de una patología que condiciona su día a día. “Para poder comer se tienen que anestesiar la boca, porque beber y tragar son muy difíciles, ya que una de las consecuencias más habituales es que pierden la saliva”. Aquí cuentan con la colaboración de la enfermería, “con su apoyo, orientación, las pautas a seguir… Es básico el apoyo y la ayuda que reciben de la enfermería sobre cómo cuidarse, qué utilizar cuando pierden la saliva, cómo limpiarse la piel”, sostiene Romero.