GEMA ROMERO.- Como nos recuerdan en el Día Mundial del Paciente Ostomizado, vivir con una ostomía es difícil, pero cuando afecta al tracto urinario se vuelve todavía más complicado por las características especiales de estos pacientes: “primero porque tienen un estoma incontinente, no es como en las ostomías digestivas que pueden ser continentes, por el tipo de afluente que es líquido y tiene un PH ácido, por lo tanto hay que prestar mucha atención a los cuidados de la piel y porque son pacientes en los que, tanto en el hombre como en la mujer, ven alteradas sus necesidades sexuales, porque también se les extirpa próstata en el caso de los hombres y parte de la vagina en el caso de la mujer”, explica Ana Belén Cruz Redondo, enfermera de Urología del Hospital Ramón y Cajal.
Fruto de la experiencia y el interés por ofrecer los mejores cuidados, las enfermeras de Urología, con su supervisora Ana Isabel Díaz Moratinos a la cabeza, pusieron en marcha en 2007 una consulta específica sólo sobre urostomías, la primera de estas características en nuestro país. Hasta entonces la información que recibían al alta era insuficiente y los problemas y reingresos eran frecuentes. “Estos pacientes necesitan que les sigamos, que les cuidamos, su estoma al principio tiene un tamaño, al mes ha reducido, con el tiempo engordan, adelgazan, el dispositivo puede despegarse, cambia el PH de la piel. Todo eso suponía que era necesario que existiera esta consulta”, sostiene Moratinos.
El seguimiento que realizan es permanente. Antes de la intervención les explican detalladamente cómo va a ser su vida tras la ostomía. De esta consulta prequirúrgica se suele encargar M.ª Salud Esquinas Expósito. Su misión es “informarles, estar con ellos, ayudarles, resolver dudas y sobre todo ser un soporte, que sepan que hay alguien que está ahí cuando hay algún problema, cuando les surge alguna duda”, comenta Esquinas. Gracias a esta visita, que se suele realizar unos 15 días antes de la intervención, el paciente sabe paso a paso lo que va a suceder, cómo se va a encontrar, lo que puede pasar.
Estas enfermeras trabajan en la planta de Urología, por lo que durante el tiempo de hospitalización son ellas las que atienden a los pacientes urostomizados. En el Hospital Ramón y Cajal de Madrid realizan entre 45 y 50 urostomías al año. El paciente tipo suele ser un hombre, con una edad superior a 70 años, intervenido por un cáncer de vejiga.
A las 48 horas de la intervención las enfermeras le empiezan a enseñar los cuidados de su ostomía, cómo cambiar la bolsa, la higiene y todo lo necesario para su autocuidado. Primero empiezan con la familia y después con el propio paciente. “Nuestro objetivo es hacerlo independiente en el menor tiempo posible tras la cirugía, porque es mucho mejor para él no tener a una persona de la que depender para cambiar su dispositivo. Al final lo que intentamos es que sepa que eso forma parte de él, de su higiene y de su autocuidado. La educación sanitaria es primordial y básica desde el primer momento”, sostiene Ana Belén Cruz.
El paciente tipo es un varón de más de 70 años con cáncer de vegija
La consulta funciona dos días a la semana con visitas protocolizadas que se pautan en función de las necesidades de cada paciente. “Cuando el paciente se va de alta se le cita más o menos a los 10-15 días, para ver cómo se ha manejado esos primeros días en su casa, que normalmente es cuando surgen más dudas, tienen más dificultades, el disco se les despega… Aunque en el hospital procuramos que hagan el cambio de bolsa siempre están supervisados por la enfermera y están más tranquilos, pero en casa siempre surgen historias”, explica Cruz.
En esta primera consulta se le valora el estoma, el estado de la piel periostomal, “y registramos si los conocimientos y las destrezas son apropiadas o no en la primera visita y en la tercera visita para comprobar que el proceso educativo ha sido el correcto y el paciente ya es independiente a la hora de manejar su urostomía”. Y es que, como comentan las enfermeras de la consulta, en todo momento lo primordial es la educación, “seguimos con el proceso educativo, porque al final siempre es continuo”.
Para los pacientes lo mejor es la accesibilidad que tienen. Al margen de la consulta saben que en cualquier momento que tengan un problema no tienen que esperar a la siguiente cita, las enfermeras de urostomías siempre están disponibles, ya sea por teléfono o durante su jornada en hospitalización. Para Ricardo Garzón, paciente urostomizado, sin duda, es lo más destacado, “la facilidad de poder venir siempre que lo necesitaba y de tener un sitio donde remediar tus problemas. Siempre vienes y con la confianza que te dan y con la amabilidad que te tratan, con la profesionalidad… Sabes que van a hacer todo lo posible por ayudarte”.
Y es que la enfermera de la consulta es multidisciplinar, “hacemos un poco de todo, incluido el apoyo psicológico. Al final es una consulta muy cercana, los pacientes te conocen porque los has llevado en la planta, les has hecho un seguimiento desde el principio, acuden aquí muchas veces, al final se crea una relación que va más allá de enfermera-paciente como tal. De hecho esta es una consulta muy relajada, no tenemos un tiempo límite”. Algo que valoran mucho los cerca de 400 pacientes que atienden cada año entre nuevos y revisiones.
Para los pacientes lo mejor es la accesibilidad
Una consulta en continua fase de mejora que les ha llevado incluso a elaborar una guía con los cuidados básicos de la urostomía que reciben todos los pacientes tratados en el hospital.
3 Comentarios
Montse
Hola.Tengo una urostomía desde hace 7 años y en este último año tengo escapes de forma contínua. No se que hacer ya que los enfermeros que tengo cerca no están puestos en el tema de urostomías. Gracias
Berta
Hola, me gustaría saber si perteneciendo a la sanidad privada podría acudir a esas consultas…me parece una labor súper importante la que hacéis…
jose
hola a mi me gustaria recibir informacion sobre nefrostomias, gracias