ÁNGEL M. GREGORIS.- Vacunación, vacunación y vacunación. Esta es, probablemente, la palabra del año y también el principal objetivo del Sistema Nacional de Salud en estos momentos. Con la vista puesta en inmunizar al 70% de la población en los próximos meses, las enfermeras lideran la mayor campaña de vacunación de la historia. Casi 25 millones de dosis administradas en los primeros meses llevan a España a ser uno de los países con mejores tasas de la Unión Europea.
Acabar con la transmisión comunitaria se ha convertido en el deseo de todos y este propósito sólo se conseguirá si no se deja a nadie atrás. Por este motivo, la vacunación en los domicilios cobra un protagonismo esencial en estos momentos en los que miles de personas dependientes no pueden salir de sus casas para acudir a los centros habilitados para vacunar. Grandes estadios, hospitales y centros de salud trabajan durante horas para vacunar a la población, pero son muchas las enfermeras que, día tras día, preparan una pequeña mochila y una nevera con los viales y se trasladan a aquellos lugares en los que vive alguien con una necesidad especial porque cada vacuna cuenta y cada persona inmunizada es un triunfo contra la pandemia, que se ha cobrado ya casi 80.000 vidas en España.
“Las direcciones asistenciales hemos planificado tanto la petición como la recepción, comprobación y suministro de las vacunas. Nos hemos puesto en contacto con los pacientes grandes dependientes para que cada enfermera valorase si tenía alguna contraindicación a la vacuna y detectase a sus cuidadores principales”, afirma María Teresa Sanz, enfermera responsable de centros de la Dirección Asistencial Oeste de la Comunidad de Madrid.
Desde allí se coordina a 30 centros de salud y 15 consultorios de tres ciudades madrileñas y 14 municipios rurales. “Está siendo un reto importante porque hemos tenido que ir adaptándonos a los cambios en la estrategia de vacunación. En tiempo récord, los centros de salud han hecho un esfuerzo enorme para poder depurar y atender a los pacientes”, explica Sanz.
En esta misma línea se muestra Nuria Zorita, responsable de Enfermería del Centro de Salud Dos de Mayo, Móstoles (Madrid), que asegura que «está asumiendo el reto con muchísima ilusión”.
Nuria se encarga ahora de vacunar a aquellos dependientes que, por circunstancias especiales, no se encontraban en el domicilio. Como cada vial de Pfizer cuenta con seis dosis, deben programar las seis visitas en un mismo día porque es importantísimo no perder ninguna dosis; en definitiva, es esencial organizar la agenda al milímetro. “hasta que no los cuadramos no organizamos la salida”, resalta.
A pesar de tener una organización exhaustiva, no hay que olvidar el tipo de pacientes con el que trabajan, así que deben tener siempre un ‘plan b’ por si falla alguien. “No podemos desechar ninguna dosis, así que, si surge algo, nos ponemos en contacto con las responsables de enfermería de cada centro de salud que están pendientes para buscar rápidamente a alguien que pueda aprovechar esa dosis”, subraya.
En definitiva, tal y como recalca Mª Teresa Sanz, “se ha establecido un circuito con los centros de salud para poder solucionar de la mejor manera un contratiempo como el sobrante de una dosis”.
Material
Y antes de salir, deben preparar el material. “Llevamos una nevera con un acumulador de frio, donde llevamos los viales con las dosis que vamos a administrar de forma exacta. También llevamos un maletín por si se produce alguna reacción adversa importante. En el domicilio, confirmamos la identidad de las personas, realizamos higiene de manos y procedemos a la carga de las dosis. Administramos la vacuna y, después, es imprescindible que nos quedemos al menos 15 minutos en el domicilio, en los que se puede aprovechar para dar recomendaciones vacunales”, detalla Nuria.
Un engranaje perfecto que permite a las enfermeras llegar a distintos lugares, incluso a varios de kilómetros de su puesto de trabajo. Y ellas, como responsables de la vacunación, se han convertido en ejemplo de liderazgo y gestión.