MIRIAM OLIVAS / DAVID RUIPÉREZ .- Valentín López es enfermero experto en el campo del asma grave. Trabaja desde 2007 en la Unidad de Alergias del Hospital Universitario de La Paz y es una persona completamente comprometida con la educación para la salud y con una gran implicación en la enfermedad del asma grave. Además, es uno de los revisores de la ‘Guía de recomendaciones prácticas en Enfermería en Asma Grave”, una herramienta editada por el Consejo General de Enfermería, con la colaboración de su Instituto y patrocinada por GSK, que se presenta como un aliado perfecto para las enfermeras -descarga gratuita aquí-.
¿Qué van a encontrar las enfermeras que descarguen la guía o la consigan físicamente?
“Cuando se contempló la realización de esta guía siempre tuvimos una idea muy clara de que debía ser algo práctico, que los compañeros enfermeros, cuando pudieran acceder a ella, tuvieran una visión muy clara de lo que supone el asma grave para los pacientes, pero, también, cómo tratarla, cómo abordarla, cómo es la patología, cómo son los medicamentos más indicados, buscar y que sepan identificar los fenotipos de este paciente, algo que es muy complejo. Buscamos que fuera herramienta práctica y creo que lo hemos conseguido. Hemos colaborado con Eva, Agustín y David Díaz y con gente de mucho nivel. Es un gran texto y una gran herramienta”.
¿Por qué es tan difícil de tratar a este paciente con asma grave?
“El asma grave representa, hoy por un hoy, un 5% de la población asmática y, sin embargo, ese porcentaje consume hasta el 50% de los recursos destinados al asma. El soporte, el peso para el sistema sanitario es brutal y hay que tener en cuenta que, como en cualquier otra enfermedad crónica, con el asma y el asma grave tenemos un gran problema de adhesión, es decir, que el paciente asuma su parte de responsabilidad a la hora de controlar su enfermedad. Ese debe ser nuestro principal reto, cambiar el paradigma, y en vez de decir “tienes que hacer esto”, conseguir que el paciente asuma su reto y compromiso por medio de la educación. Promover la adhesión, es importante dejar esa semilla al paciente y que sea consciente de que tiene que estar comprometido con su enfermedad, sino hablamos de fracaso. No puede ser que nosotros hablemos, una y otra vez, de lo que el paciente tiene que hacer, sino que el paciente tiene que asumir su cuota de corresponsabilidad a la hora de asumir su tratamiento”.
“El asma grave supone un 5% pero consume hasta el 50% de los recursos sanitarios. Promover la adhesión al tratamiento del paciente es importante”
¿Cómo influye el tabaquismo, es un factor más que complica el seguimiento de estos pacientes?
“El tabaquismo es una lacra y más para el paciente respiratorio. Lo primero que debemos identificar como enfermeros es directamente si fuma o no. Esa pregunta y que te responda de una forma veraz es imprescindible. También es necesario detectar en qué punto está ese fumador, si está en una etapa no contemplativa -que no se plantea dejarlo- o en una posición más avanzada. Debemos identificar cuál es el perfil de ese paciente y una vez identificado hacer el abordaje que se debe realizar. Si es un paciente que nunca se lo había planteado, tienes que dar un consejo corto, no tratar de que el paciente deje de fumar porque nosotros se lo digamos. Tiene que ser un trabajo lento, de día a día, que vaya germinando. A un paciente que ya se empieza a plantear dejar de fumar sí le puedes orientar hablándole de la unidad de tabaquismo y de sus tratamientos. Tenemos que dar el mensaje que pueda ayudar al paciente”.
¿Si fueses ministro de sanidad o consejero, cuál sería la medida estrella que tomarías?
“Una de las cosas que siempre estamos hablando en todos los foros y que creo que es importante es visibilizar la función del enfermero como un profesional sanitario integrado dentro de un grupo multidisciplinar de iguales. En su profesión cada uno tiene su cometido, el médico, el especialista, el clínico, el neurólogo, el alergólogo…cada uno tiene su función, pero también el enfermero. De nada sirve que haya un buen diagnóstico y tratamiento si fracasamos en la educación del paciente, si fallamos en guiarle para que sepa como llevar su tratamiento, entonces no llega a ningún sitio. ¿Qué es lo que yo pediría? Pues pediría primero reivindicar la figura del enfermero, creo que, además, este es un foro inmejorable para reivindicar esa figura y dotarla de contenido. Primero debe tener la capacidad de citar a sus pacientes, programarlos y tener tiempo para educarlos. No solo tener ese tiempo sino formarlos, por eso esta guía puede ser un elemento para eso. Como profesionales tenemos que educar a los pacientes, pero, también tenemos que formarnos para conseguir volcar esa información”.
“Reivindicar la figura del enfermero es lo que pediría, dotarla de contenido. Debemos tener tiempo y capacidad para educar a los pacientes”
Nos comentabas fuera de cámara que tenéis un trabajo científico dónde, paradójicamente, los pacientes de asma grave no presentaron una mayor afectación frente al COVID-19, ¿nos puedes hablar un poco de este trabajo?
“Este trabajo surgió de la inquietud que teníamos todos los profesionales sanitarios y todos los que nos dedicábamos al mundo del respiratorio. Nos preguntábamos qué iba a pasar con este tipo de pacientes graves en esta primera ola dónde todo era incertidumbres, no había ninguna certeza y todo eran miedos. Entonces se hizo una recopilación de todos los pacientes que teníamos en nuestra consulta, se hizo un seguimiento telefónico y una serie de recomendaciones y tratamos de detectar aquellos pacientes que podían haber sido confirmados con diagnóstico o una sospecha muy alta por COVID-19. Lo que descubrimos fue que, curiosamente, ninguno había requerido un ingreso hospitalario, ninguno había requerido medidas excepcionales, ninguno había evolucionado negativamente, sino todo lo contrario, pacientes muy graves, con tratamientos biológicos -el último escalón de la enfermedad- habían pasado el COVID-19 y lo habían pasado sin sintomatología grave. Ninguno tuvo que ingresar, ninguno evolucionó a peor y fue un descubrimiento curioso y, sobre todo, esperanzador para dar una respuesta a otros pacientes que tenían incertidumbre”.
Eras celador antes de enfermero y periodista, sin embargo, un día descubres la enfermería y hasta hoy, ¿te influyó ser celador en el enfermero que eres hoy en día?
“Sí, es así, yo se lo digo a todo el mundo, mi pareja me animó a seguir buscando más. Yo durante mucho tiempo fui únicamente celador y llegó un momento en mi vida dónde únicamente existía la queja, mi pareja me dijo: “o haces algo o te dejas de quejar”. Decidí hacer algo y ahora como enfermero sé que es una de las mejores decisiones que pude tomar. Durante todo el tiempo en el que estuve trabajando como celador me estuvo preparando para convertirme en mejor enfermero, entender mejor a los pacientes y entender mejor el entorno”.