REDACCIÓN.- Una diferencia genética común se asocia a la reducción del riesgo por infección grave de COVID-19, que pone de manifiesto un posible desarrollo de tratamientos tempranos para la enfermedad.
Desde los inicios de la pandemia son múltiples los estudios que se han desarrollado con el objetivo de identificar qué variantes genéticas influyen en la respuesta del organismo a la infección por este virus. Por este motivo, los investigadores Alessia David y Michael Sternberg, del Imperial College de Londres, junto con un amplio equipo internacional multidisciplinar han realizado un estudio en el que ponen de manifiesto que aquellas personas con un cambio genético común en una proteína tienen menos probabilidades de ser hospitalizadas de forma grave por COVID-19. A raíz de esta investigación han concluido que la proteasa transmembrana de serina tipo 2 (TMPRSS2) es una proteína presente en las células humanas de los pulmones, el colon, el estómago y muchos otros tejidos. Esta proteína desempeña un papel importante en la infección por COVID-19, ya que es imprescindible para activar la proteína de entrada del virus, facilitando su entrada en las células.
“Los resultados extraídos en esta investigación podrían explicar por qué algunas personas infectadas por COVID-19 no desarrollaron síntomas graves”, afirma la investigadora Alessia David. Y es que, en la población humana existen diferentes variantes naturales de la variante denominada rs12319760. Esta variante, que cambia sólo uno de los cientos de aminoácidos de la proteína TMPRSS2, se encuentra en aproximadamente una cuarta parte de la población. A pesar de este descubrimiento, “es importante recordar que la vacunación sigue siendo la forma más fiable de protegernos contra el COVID-19 grave”, afirma la investigadora.
Objetivo de los medicamentos
Los resultados de esta investigación sugieren que los medicamentos que inhiben la actividad de TMPRSS2 pueden tener un papel en el tratamiento temprano de la infección de aquellas variantes del COVID-19 que emplean esta proteína en la vía de infección.
Este estudio abre camino a nuevos proyectos para investigar los niveles de esta proteína en diferentes grupos de edad, ya que ésta podría estar relacionada con este factor, lo que contribuiría a ser un importante factor de riesgo de COVID-19.
Variante Ómicron
Estudios recientes han puesto de manifiesto que esta variante no necesita esta proteína para acceder a las células del huésped, lo que confirma la reducción de la gravedad asociada a la infección de esta variante. “Esto significa que la variante rs12329760 de esta proteína ofrecerá una mayor protección contra algunas variantes del virus, pero no contra otras y, que los antivirales dirigidos a la proteína huésped podrían funcionar sólo para las infecciones con las variantes que dependen de TMPRSS2”, concluye Sternberg.