N. O. G.- Isabel Orta Peral, enfermera del Hospital sevillano de Valme a la que todos conocen como Beli, tiene una sensibilidad especial a la hora de hablar, de escuchar y de dirigirse a los demás. Quizás sean los 15 años que pasó en el Hospital El Tomillar entre pacientes con tuberculosis y drogodependientes y que las conversaciones, sobre todo con estos últimos, profundizaran en ella al conocer sus sentimientos, sus miedos, sus dudas y sus inseguridades. O tal vez sea la huella que, admite, dejaron sus padres en ella. De cualquier manera, esta profesional de la Enfermería apasionada de la fotografía se ha dado a conocer durante la pandemia por la creación de un grupo de Whatsapp llamado Palabras que acarician el alma y que ya en la actualidad está compuesto por un grupo heterogéneo de más de 200 profesionales con los que comparte los versos de algunos de los mejores poetas de la historia y, con pudor, alguno propio. “La poesía me hace sentirme viva. Es mi manera de estar en el mundo”, explica.

Así, desde marzo de 2020, primero sus compañeras directas, y poco después celadores, informáticos, médicos, más enfermeras/os, auxiliares, técnicos de rayos, cargos intermedios y de Enfermería, y la gerente del propio centro hospitalario, entre otros, han recibido sus poemas con el objetivo de “apoyar, animar, acariciar, besar sin miedo al contagio, a través de la poesía, de la palabra escrita, de los sentimientos lanzados al viento”.

“Cuidar al cuidador”

Esta enfermera cuenta que la iniciativa de compartir poesías surgió cuando comenzó a ver en los ojos de sus compañeros el cansancio, el miedo y la incertidumbre ante lo que se avecinaba por la llegada del coronavirus. Ella no estaba en primera línea, pero tiene claro que hay que “cuidar al cuidador”. Asimismo, la frase que más repetía era: “Que este bicho no nos robe la sonrisa”. De ahí nació Poemas ANTICOVID. Cada día, de lunes a viernes, a las 7.30 horas enviaba un audio con el poema acompañado de música. Los sábados y domingos, para no despertarlos tan temprano, a las diez de la mañana. Así fue durante meses, hasta que en junio del 2020, “y cuando se nos decía que volvíamos a la ‘normalidad’, dejé de enviarlos. Pero los compañeros me solicitaban que volvieran, que echaban de menos el sonido del mensaje mañanero, y fue así como tras el verano retomé el tema. Y en esta segunda ocasión lo llamé Palabras que acarician”. De esta forma, intenta que todo aquel profesional que quiera formar parte del grupo, al que cada vez se han ido uniendo más disciplinas, comience con calma la mañana.