D. RUIPÉREZ / A. ALMENDROS.- Hablamos del estrés con Víctor Vidal, enfermero, médico, divulgador y asesor de la Universidad Internacional de la Rioja. Este experto nos explica cómo afecta el estrés a nuestro organismo y cómo mientras desde la prevención de riesgos laborales se presta mucha atención a cómo nos sentamos apenas se piensa en cómo nos sentimos. Además, asegura que el estrés es la antesala al burnout y que son las enfermeras quienes más riesgo tienen de desarrollarlo dentro de las profesiones sanitarias.

La gente conoce tu faceta de médico, pero antes de eso estudiaste Enfermería, ¿cómo es esa doble faceta médico enfermero? ¿te ha ayudado en algo en tu carrera?

Me ha ayudado muchísimo porque en la parte de los cuidados el embajador principal es la enfermería y me apasiona ver cómo la enfermería ha ido avanzando en los últimos años y sobre todo la combinación que hay de medicina, cuidados, enfermería… Es una combinación perfecta para abordar de una forma integral el cuidado y el sanar al paciente, que es el objetivo.

Acabas de publicar el libro Los enigmas del cuerpo humano. Bueno, una publicación que va más dirigido a la sociedad, ¿verdad?

Si, es un libro con mucha ilustración, maquetación, infografías y fácil de leer. Yo creo que más vale a veces una buena imagen que mil palabras para aprender bien que nos pasa por dentro.

Además, has estudiado mucho y te has dedicado en cuerpo y alma a alertar de los problemas que nos puede generar el estrés en nuestra sociedad. Vamos súper acelerados en el trabajo, en la familia… queremos cumplir con todo, y una dosis de estrés es buena porque te activa y te hace cumplir un poco con tus objetivos, pero adviertes en algunas intervenciones que si por ejemplo estás en un proceso oncológico puede verse agravado por el estrés y que la evolución de la enfermedad vaya más rápido de lo normal.

Se ha normalizado, de tal manera que parece que el estrés es algo que está con nosotros y que no le damos la importancia que debe de tener. Y efectivamente, hay dos tipos de estrés. Esta es positiva, que es el que nos mantiene alerta, el que nos hace realizar las tareas diarias y que nos tiene una tensión adecuada para la supervivencia y para el día a día. Y luego hay un umbral muy sutil que es cuando aparece el estrés negativo, que es el distrés, que es el que pone en jaque a todo el organismo. Es curioso que la segunda causa de producción de caries es el estrés. ¿Por qué? Porque hay un aumento de acidez que disminuye la saliva y en todos los sistemas y órganos el estrés va a agravar las enfermedades que tenemos, pero también produce nuevas enfermedades y hace que nuestro cuerpo se debilite. Baja la inmunidad y nos hace estar más propensos a multitud de enfermedades.

En el campo del cerebro, se ha estudiado que el hipocampo disminuye de tamaño. Hay unas alteraciones importantes de memoria y hay estudios en neurociencia que ya nos hablan con mayor predisposición al Parkinson, al Alzheimer, demencias tempranas… y lo que más nos preocupa es que existe una mayor probabilidad de tener enfermedades en edades más tempranas si no localizamos la prevención de la misma.

Todos los días vemos a personas que van corriendo a todas partes…

Se puede ir rápido, pero gestionando el estrés malo: Podemos ir rápido en la vida y hacer muchas cosas, pero saber gestionar el estrés es una asignatura perdida en las universidades. En Medicina y en Enfermería no nos han enseñado a gestionar emociones, el estrés, el cansancio, la melancolía… y no tenemos herramientas. Y cuando vienen pandemias, cuando vienen situaciones de estresores absolutos, nos cogen desprotegidos porque no tenemos esa gestión de cómo llevar el estrés diario y sobrevenido. Y ahí el mundo de las empresas de prevención no le prestan la atención adecuada.  Se fijan en la ergonomía y en cómo están sentados, pero no como se sienten por dentro.

En Estados Unidos y en otros países ya le han puesto el foco de atención, y en muchas empresas incluso hay departamentos de bienestar y salud que únicamente están para los riesgos psicosociales. Es la asignatura perdida y yo creo que hay que ponerle un foco de atención.

En el caso de los profesionales sanitarios ha habido estudios que se han hecho y están publicándose del impacto de la pandemia, pero en realidad es algo que venía de lejos. Son profesionales que tienen en sus manos la vida de otras personas y trabajar bajo un nivel de estrés podría precipitarnos a un nivel de estrés, ¿verdad?

Lo que hablábamos del hipocampo, de los problemas de memoria, una enfermera con un estrés alto, un distrés crónico, puede tener errores a la hora de la la toma de la medicación, el control de las constantes…, es decir somos personas.

La vida con las hormonas que hablamos en el libro nos altera todos los sistemas y si no ponemos una prevención adecuada podemos tener problemas muy directos con nuestro estado de salud y, sobre todo, con algo que nos preocupa la depresión y el suicidio. 800.000 personas mueren en el planeta por suicidios, muertes evitables, 4000 en España, diez personas mueren de una muerte evitable en España y, entre ellos, también hay profesionales de la salud en los que no se pone el foco de atención. Y eso es lo último que podemos esperar. Hay que prevenir, hay que poner tratamiento al estrés también cuando hay síntomas, problemas de insomnio, problemas gástricos y alertas de que la persona está con una necesidad de poner tratamiento al problema.

Al final el estrés se ha normalizado…

Sí, al final pensamos que el estrés forma parte de nuestra vida y que no es peligroso y, además, las personas que dicen que tienen estrés parece que están mal consideradas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya en el 2023-24 pone y recoge el Burnout como enfermedad y el estrés es la antesala al burnout, es el síndrome de estar quemado, que la profesión de enfermería sabe muy bien qué porque creo que es una de las profesiones que más burnout puede sufrir a lo largo de su vida profesional.

En España nos cuesta mucho darle valor al estrés y darle el protagonismo y el término que merece. El estrés no es una enfermedad, es una forma de que aparezcan multitud de enfermedades y síntomas que muchas veces no le damos la importancia y es el estrés el verdadero causante.

¿Crees que el despegue brutal de la tecnología de consumo agrava el estrés?

Según cómo lo gestione la persona, porque podemos estar con la última tecnología y saber que ciertas horas las controlamos nosotros. Controlar nosotros a la tecnología, no la tecnología a nosotros En el móvil existe un botón que es apagar o modo avión, como lo tenemos ahora, y tenemos que tener a lo largo de nuestro tiempo momentos para nosotros y, sobre todo, algo muy importante que yo quiero dejarlo claro es que a la enfermera y a los profesionales sanitarios hay que re ilusionarnos y es la pieza clave laboral para motivar a que ese estrés diario laboral decrezca.

¿Qué trucos podríamos dar a las enfermeras y a la población para controlar nosotros el estrés e intentar que no se desboque?

Sobre todo, lo más importante, el descanso. En España dormimos mal. Nos acostamos tardísimo, cenamos muy tarde y además nos levantamos pronto y tenemos que dar energía a nuestro cerebro. La nutrición también es importante. A veces, cuando uno está estresado, se alimenta de comida procesada y una cosa lleva a otra.

También importante la relajación. Gestionar las emociones y ver cómo gestionar los conflictos. A veces en el trabajo hay conflictos y eso genera estrés. Y, sobre todo hay algo que tienen que hacer las instituciones, que es ilusionar a los profesionales. No sólo la parte económica, sino que el profesional se sienta integrado, se sienta importante en la organización y que, además, saber que la mano amiga está en un hospital o en un centro de salud.