DAVID RUIPÉREZ.- Un nuevo estudio de la universidad británica de Leeds concluye que una dieta libre de carne roja reduce significativamente el riesgo de padecer un tipo de cáncer de colon entre las mujeres de Reino Unido. Los investigadores forman parte de un equipo internacional que investiga la relación entre la carne roja, el pollo, el pescado y las dietas vegetarianas sobre el cáncer de colon y recto.

Cuando compararon los efectos de esas dietas en los diferentes subtipos de cáncer de colon, los autores del estudio hallaron que el consumo regular de carne roja frente a la ausencia de esta en la dieta implica mayores tasas de tumor de colon distal -aquel que se desarrolla en la sección descendente del intestino grueso y donde se almacenan las heces.

El autor principal del artículo que publica el International Journal for Cancer es Diego Rada Fernández de Jauregui, que forma parte del Grupo de Epidemiología Nutricional de Leeds y también de la Universidad del País Vasco. Rada asegura que “nuestra investigación es uno de los pocos estudios que se focaliza en esta relación entre la carne y este cáncer. Serán necesarias nuevas investigaciones que nos proporcionarán valiosa información para tratar a aquellas personas con una historia de cáncer familiar y para trabajar en la prevención de estos tumores”.

En el mundo se van a registrar más de 2,2 millones de casos de cáncer colorrectal para el año 2030. Se estima que en Reino Unido, uno de cada cinco casos de tumores colorrectales están vinculados al consumo de carne roja y carne procesada, pero la información disponible es limitada, sobre todo en lo concerniente a en qué parte del colon pueden desarrollarse con más frecuencia los tumores.

El estudio se ha llevado a cabo a partir de los datos de más de 32.000 mujeres de Inglaterra, Gales y Escocia De la muestra analizada, se documentaron 462 tumores de colon y recto. De los 335 de colon, 119 fueron de tipo distal.

Janet Cade, otro de los autores y profesora de Salud Pública y Epidemiología Nutricional de la Universidad de Leeds, afirma que “nuestro estudio no sólo ayuda a arrojar algo de luz en cómo el consumo de carne puede afectar de forma diferente a las distintas partes del órgano, sino que enfatiza la importancia de tener información fiable de la dieta de los grandes grupos de población”