NADIA OSMÁN.- Llevan más de 20 años trabajando en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, y gran parte de su trayectoria profesional en su Unidad de Cuidados Intensivos. Conocen tanto las debilidades como las fortalezas de la misma y están al tanto de las necesidades de los pacientes. Catalina Martín Castaño, Inmaculada Alonso Araujo y M.ª Isabel González Méndez son tres enfermeras que forman parte del equipo multidisciplinar que, desde marzo de este mismo año, se encuentra inmerso en un proyecto piloto llamado ‘Big Data’.

El mismo incorpora la tecnología a través de una plataforma de análisis para «acumular grandes cantidades de datos en un cuadro de mandos único y los procedimientos utilizados para encontrar patrones repetitivos con la finalidad de crear modelos predictivos de comportamiento humano». Se trata de una herramienta para la toma de decisiones de los profesionales que se basa en predecir, y con ello prevenir, posibles complicaciones o disminuir sus consecuencias en el estado de salud de los pacientes.

Este sistema se ha utilizado en el campo de la Economía, por ejemplo, para estudios de mercado, y en Salud se ha empleado en algunas universidades de Estados Unidos, informa Martín Castaño. No obstante, «nunca se había analizado toda la información proveniente de la monitorización de los pacientes y de las gráficas de enfermería durante las 24 horas del día», argumenta González Méndez.

UCI más grande de Europa

Durante 2015, la UCI del Hospital Virgen del Rocío ha atendido a 4.335 pacientes: 413 programados, 1.158 ingresos urgentes, 2.697 de otras unidades y 67 traslados recibidos de otros centros. Por ello, este hospital ha sido el elegido para desarrollar el Big Data. Es más, se enorgullece Martín Castaño: «Somos la Unidad de Cuidados Intensivos más grande de Europa. Esto supone un gran volumen de pacientes al año y, además, tenemos una cartera de servicios muy amplia que nos permite ser referentes en muchas patologías».

La implantación definitiva de este sistema supondría un antes y un después, ya que «diariamente manejamos una gran cantidad de datos no informatizados, por lo que no pueden ser procesados ni tratados y por supuesto tampoco publicados», explica Alonso Araujo. Esto implica una pérdida de un gran porcentaje de información, al no existir una única vía de canalización donde converjan todos los datos. Por tanto, «estamos en un periodo de transición del formato papel al electrónico», añade esta enfermera.

«El Big Data presenta grandes oportunidades para mejorar la investigación. Los grandes volúmenes de datos vitales, tales como frecuencia cardíaca, presión arterial, nivel de oxígeno en sangre y otra información integrada en la historia clínica, que almacenan los sistemas de salud se pueden analizar y extraer de ellos conclusiones de forma relativamente rápida -o incluso en tiempo real-, cuando antes se necesitaban años para obtener la misma información», puntualiza González Méndez. Está basado en dos pilares fundamentales: la recopilación de forma automática de datos de los biodispositivos conectados al paciente (o de manera manual, como es el caso de la orina horaria) y la formulación de algoritmos.

Más camas

Estas profesionales comenzaron en marzo en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General con ocho camas con la idea de «ir incorporando otras unidades hasta completar las 72 camas de las que disponen nuestras UCIs». En la actualidad el proyecto se ha extendido hasta las 19 camas, según Alonso Araujo, y se espera aumentar el número de pacientes en el área de la UCI de Traumatología. Para ello se han incorporado integraciones a nuevos dispositivos electromédicos del paciente neurocrítico. «Estamos trabajando en el siguiente nivel de complejidad de la aplicación que consiste en la predicción de episodios críticos en nuestros pacientes; nos generará alertas tanto en la aplicación como en una app móvil», expone.

Inteligencia Artificial

Para que esta implantación sea efectiva, es necesaria la adecuada dotación de la unidad con ordenadores portátiles para enfermería, que todos los biodispositivos se integren adecuadamente y puedan transmitir información directa a la gráfica enfermera, una red WiFi especialmente potente y una herramienta que no incremente las cargas de trabajo de los profesionales y que sea intuitiva y atractiva. «Los datos nutren nuestros posibles modelos predictivos desde el principio, o sea, no tenemos que terminar de recoger datos para ver qué hacemos con ellos. Más bien es un fluir continuo e ingente de información de la que nos vamos a ir retroalimentando prácticamente a tiempo real», manifiesta González Méndez.

Estas enfermeras coinciden en que «no tenemos fecha de finalización para nuestro estudio a día de hoy». Por su parte, Martín Castaño razona que «si hace unos años hubiésemos hablado de esto, nadie nos habría dado crédito. Estamos hablando de crear inteligencia artificial que complemente a la inteligencia humana y la ayude a tomar decisiones en una de las prioridades del ser humano, la salud. Increíble y apasionante».