EUROPA PRESS.- La Navidad es un momento de compartir, recordar y plantear cambios para el año que empieza, compartir momentos con los amigos y la familia, adornar la casa y contagiarse de los mensajes de optimismo e ilusión. Pero ¿cómo afrontar estas fechas lejos de casa?
Muchas personas pasarán estas navidades lejos de sus seres queridos ya sea por motivos de trabajo o porque el divorcio lleve a que los hijos compartan la Nochebuena o el día de Navidad con la familia de uno de los dos padres, incluso hay quien decide por voluntad propia que ese año no va a cenar con la familia.
Según explica a Infosalus Mariola Bonillo, psicóloga sanitaria del Centro de Psicología Area Humana de Madrid, las navidades son un periodo de celebración de todo lo hecho durante el año y un buen momento para generar nuevas ilusiones para el año que se avecina. Se produce un fenómeno de contagio emocional que genera emociones positivas en quienes comparten estos momentos pero que puede provocar el efecto contrario en quienes por distintas circunstancias no puedan participar de este reencuentro que suponen las fiestas navideñas, lo que da lugar a tristeza, desesperanza y frustración por no poder estar con los seres queridos.
«La clave es siempre aceptar la situación, no centrarse en el malestar y buscar alternativas para disfrutar de las fiestas. Al igual que se pasan otros momentos importantes del año en soledad, también las navidades pasarán, depende de la importancia que le demos, hay que pensar de forma más positiva y realista y no cerrar puertas», señala Bonillo.
Para la psicóloga es normal sentirse mal y no es obligatorio sentirse bien porque sea Navidad pero rechazar el poder disfrutar de las celebraciones tampoco es saludable. «No hay que centrarse en el malestar y la soledad y afrontarlo de manera activa y buscar alternativas positivas. Es normal sentir tristeza pero por un tiempo limitado para luego cambiar y buscar las vías para disfrutar de estas fechas», aclara.
Para la psicóloga, en estos casos lo mejor es utilizar estrategias cognitivas, pensamientos y mensajes realistas, plantearse cuestiones sobre con quién quedar y qué vamos a cenar. «Las emociones dependen de los pensamientos y si nos proponemos estar mejor lo podemos conseguir», apunta Bonillo que señala además las siguientes estrategias:
1. Aceptar la situación y no dramatizar: depende de la importancia que le demos, hay que aceptar cómo van a ser las fiestas en esta ocasión y afrontarlas de manera activa. No hay que dramatizar la situación sino normalizarla al máximo, actuar, pensar y organizar las fiestas a nuestro gusto, dejarse llevar por el momento y buscar personas para compartir las fiestas. La Navidad es para pasarla en familia pero hay alternativas.
2. Apoyarse en los seres queridos y contarles la situación: compartir así con ellos la experiencia, quedando para verse por videoconferencia por Internet, hablar por teléfono con el resto de miembros de la familia cuando estén reunidos, preguntar la hora a la que cenarán y cenar a la misma hora y si es posible hacerlo por videoconferencia. «Es normal sentirse mal pero hay que reponerse ante esa sensación y buscar alternativas», acentúa Bonillo.
3. Buscar actividades centradas en uno mismo: preparar la cena y comprar aquellos alimentos con los que más se disfruta, centrándonos en cómo nos sentimos y buscar distracciones pero también buscando tiempo para descansar.
4. Evitar conductas que perjudiquen: como tomar alcohol o estar aislado, hay que buscar la compañía de los otros compañeros de trabajo, amigos, etc., aquellas personas que estarán cerca aunque no sean la familia pero sí un grupo de apoyo.
5. Permitirse los momentos de bajón: es normal sentirse mal pero hay que limitarlo en el tiempo, se pueden pasar las fiestas bien y darse permiso para pasarlo bien.
El trabajo puede ser una forma también de evasión, si estos días de Navidad no se pueden compartir con la familia se puede ser solidario con algún otro compañero al que cambiar el turno de trabajo para que pueda pasar la noche o el día con su familia.
«Si estamos fuera de España siempre se puede compartir con compañeros de trabajo también desplazados o con otros españoles, siempre existen alternativas que nos benefician», concluye la psicóloga.