GEMA ROMERO.- El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado hoy dos nuevas guías de prescripción enfermeras: deshabituación tabáquica y anestésicos locales. Con estos dos ya son nueve las guías aprobadas por la dirección general de Salud Pública y Equidad en Salud. Así, estas dos nuevas guías de prescripción enfermera se suman a las de diabetes, hipertensión, heridas, quemaduras, ostomías, anticoagulación oral y fiebre.
Con estas guías, las enfermeras pueden indicar, usar o autorizar los fármacos de prescripción médicas recogidas en ellas, en el marco de los principios de la atención integral de salud y para la continuidad asistencial, después de haber sido acordadas con las organizaciones colegiales de médicos y enfermeros.
Tal y como se refleja en el BOE “los contenidos descritos en esta guía pretenden ser una ayuda a los/las profesionales para mejorar los resultados en salud de las personas que atienden, a través de una atención sanitaria integral, segura, colaborativa, de calidad, basada en la evidencia y centrada en la persona”.
Así, para su elaboración se ha tenido en cuenta la incidencia o prevalencia de las situaciones clínicas que abordan, la garantía de seguridad clínica en la aplicación de las guías y el valor añadido que pueda aportar un abordaje, precoz, equitativo y colaborativo de los síntomas y situaciones de salud a los que estas guías se refieren. Asimismo, se ha tenido en cuenta la existencia de guías o protocolos elaborados y desarrollados previamente por las CC. AA.
Deshabituación tabáquica
En el caso del tabaquismo, primera causa de muerte evitable y el principal problema de salud pública, cada año fallecen en España alrededor de 50.000 personas, como consecuencia del consumo de tabaco, el 33,1 % se debe a cáncer de pulmón siendo la primera causa de muerte atribuible al tabaquismo, seguido de enfermedades cardiovasculares con un 27 % y enfermedades respiratorias 23 %.
Ahora, gracias a esta guía, será posible optimizar las competencias enfermeras y desarrollar con todas las garantías jurídicas, las labores que ya estaban desarrollando, entre ellas:
– Educar a la persona y/o al cuidador/a en el manejo del tratamiento farmacológico y de los cuidados asociados.
– Establecer estrategias para mejorar la adherencia terapéutica a la medicación a través del seguimiento y control del tratamiento y monitorización de los resultados en salud.
– Detectar e informar de efectos adversos relacionados con el tratamiento farmacológico.
– Realizar un seguimiento con el objetivo de prevenir la aparición de complicaciones asociadas al tratamiento y a la propia patología.
– Facilitar la accesibilidad para las actuaciones relacionadas con la medicación evitando o reduciendo citas innecesarias o demoras para el inicio, prórroga, modificación o interrupción de tratamientos.
– Reducir la variabilidad en la práctica clínica, adecuando y actualizando esta guía y los protocolos que se deriven de la misma en base a las últimas evidencias disponibles.
– Maximizar la eficiencia y efectividad de la atención sanitaria y los tratamientos que se derivan de la misma.
Además, en la guía se establecen las pautas de actuación con los fármacos recogidos en la guía (vareniclina y citisiniclina), en el seguimiento de los programas de deshabituación tabáquica, tanto para la prórroga de la prescripción, la modificación de la pauta e incluso la interrupción temporal del tratamiento.
Anestésicos locales
En el caso de procedimientos diagnósticos o terapéuticos que requieren del uso de anestésicos locales, con el objetivo terapéutico de eliminar el dolor en estos procedimientos y prevenir futuras complicaciones.
Las enfermeras habitualmente utilizan estos fármacos de prescripción médica, por ejemplo en las curas de heridas complejas con desbridamiento, y cuyas competencias ahora se ven reforzadas gracias a esta guía, por la que podrán realizar con mayor seguridad:
– La valoración previa, donde se tendrán en cuenta las condiciones en las que el paciente se enfrenta al evento para prevenir riesgos, tras una adecuada anamnesis médica y/o enfermera.
– Control de todo lo referente al proceso: Instrumental, campo quirúrgico, preparación de la zona, medicación anestésica…
– Administración de anestesia local y realización de la intervención.
– Seguimiento y cuidado de la herida en cirugía o punto de inserción o acceso en otros procedimientos.
– Asesoramiento del paciente e intervenciones básicas, encaminadas a garantizar la independencia del paciente en la realización de autocuidados.
Valoración del CGE
Para Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), “con estas guías se trata de que las enfermeras puedan actuar de forma segura en cualquiera de los hitos que integran el proceso de curación, valorando de acuerdo a las guías los siguientes pasos a dar dentro del equipo multidisciplinar, lo que redunda en una mayor agilidad y seguridad del proceso en beneficio del paciente. Es en este contexto en el que ha de entenderse la utilización de estas guías”.
Como señala Pérez Raya, “estas guías hacen justicia al desarrollo profesional que las enfermeras y enfermeros han experimentado en los últimos años. Pero hay que dejar claro las enfermeras no quieren ser médicos, ni se cuestionan las competencias en materia de prescripción de estos profesionales. Las guías lo que permiten es agilizar la atención, descongestionar el sistema e incrementar la seguridad jurídica de las enfermeras. Todo ello beneficia al paciente” ha señalado.