D. RUIPÉREZ.- Es obvio que muchos practicantes de yoga se aferran a esta disciplina con el objetivo de reducir el estrés, pero su empleo en patologías psiquiátricas más o menos severas no está tan estudiado. Varias de las investigaciones presentadas esta semana en la Convención de la Asociación Americana de Psicología abordan el papel del yoga en el tratamiento de la depresión.
Lindsey Hopkins, del Centro de Médico de Veteranos de San Francisco ha focalizado su trabajo en el denominado hatha yoga, la versión de esta práctica oriental que más enfatiza el ejercicio físico, además de la meditación y el control de la respiración. En el estudio participaron 23 veteranos de guerra que quedaron muy satisfechos con la experiencia, pero aquellos que tenían elevados indicadores de depresión antes del comenzar el programa de yoga experimentaron una reducción significativa de los mismos cuando finalizó el experimento, ocho semanas después.
Otra investigación, liderada por Sarah Shallit, de la Universidad Alliant de San Francisco, implicó a 52 mujeres de entre 25 y 45 años y se centró en el llamado Bikram Yoga, muy popular hoy en día que se desarrolla en condiciones de calor sofocante. Las participantes tomaron clases dos veces por semana a lo largo de dos meses. En este caso también se redujeron los síntomas depresivos en comparación con el grupo de control. Otro estudio piloto, del Hospital General de Massachusetts, encontró resultados similares con beneficios colaterales añadidos como un incremento de la calidad de vida, el optimismo y la funciones físicas y cognitivas.
Resistente a tratamiento
La holandesa Nina Vollbehr presentó dos investigaciones más sobre el potencial del yoga en pacientes con depresión crónica o resistentes al tratamiento farmacológico. En estos pacientes de un historial de depresión de más de una década los niveles de depresión, ansiedad o estrés no sólo disminuyeron, sino que se mantuvieron en el tiempo. Otro estudio comparó un grupo de practicantes de yoga frente a otro grupo donde se llevó a cabo sesiones de relajación con un monitor experto. Si bien, inmediatamente tras ambas prácticas los resultados positivos eran similares en ambos colectivos, pasado un tiempo –concretamente dos meses- esos efectos paliativos de los síntomas depresivos eran más marcados en el grupo del yoga.