A. ALMENDROS / D. RUIPÉREZ.- Libros y la enfermería han vuelto a unirse en Canal Enfermero. Esta vez de la mano de Yolanda Guerrero, periodista y escritora de la novela Mariela. Y ya, el antetítulo de esta publicación pone los pelos de punta porque dice “en un mundo devastado ella lucha por la vida”. Es un libro ambientado en la primera Guerra Mundial cuya protagonista es una enfermera.
¿De dónde sale la historia de Mariela?
En realidad, yo quería escribir sobre las primeras oleadas de gripe española que fueron a comienzos de la segunda década del siglo pasado para reflejar cómo la humanidad reacciona ante un mal mayor cuando otro mal está sucediendo. Es decir, en una época en la que el mundo se estaba asomando al abismo, porque estaba la primera Guerra Mundial, las revoluciones, armas químicas nuevas… La gripe española mató a casi tanta gente como en la primera y en la segunda guerra mundial, pero de ella apenas se habló. Fue un drama que se vivió en la soledad de las familias. Pero hubo, gente que eran enfermeras en su inmensa mayoría, que ayudaron a paliar el dolor de las dos cosas: de la primera guerra mundial y de la gripe española. Fueron las grandes olvidadas porque nadie les reconoció el mérito.
Mariela es una protagonista con mayúsculas, ¿es una heroína de las que dejan huella?
Yo quería que fuera lo que han sido muchas mujeres de aquella época. Una mujer fuerte, una mujer que quería cambiar el mundo… Yo no era experta en esta época del mundo, pero es cierto que a medida que fui investigando para el libro iba estudiando y encontrando unos tesoros inmensos, tesoros olvidados como por ejemplo Rosa Luxemburgo, una cabeza brillante del pensamiento europeo que está olvidada. En resumen, todo lo que encontré era un mundo fascinante, lleno de mujeres fascinantes. De manera que yo no podía hacer menos que crear una mujer que fuera como ellas, porque era una época de mujeres magníficas.
El libro tiene mucho trabajo histórico detrás, en lo que se refiere a documentación, pero también te has tenido que documentar del trabajo de las enfermeras
Sí. Fue la primera gran sorpresa que tuve cuando empecé a investigar. Porque en España, que siempre solíamos ir con algo más de retraso respecto a Europa, me encontré a la Santa Isabel de Hungría. La primera escuela que formó a enfermeras laicas, la creó el doctor Federico Rubio y Galí a mediados del siglo XIX para formar a enfermeras que ejercieran su trabajo de manera científica y artística porque hasta ese momento las enfermeras eran de dos tipos: religiosas, que ejercían su profesión con escasos conocimientos científicos, mu-cho amor y de manera altruisa, o criadas que servían en las casas y cambiaban vendas, va-ciaban orinales y hacían labores básicas del cuidado de los enfermos.
¿Cuál era la labor de esta escuela?
En la Santa Isabel de Hungría se empezó a formar a mujeres científicas, las enfermeras y enfermeros son científicos y empiezan a surgir las primeras mujeres científicas. Yo situé a Mariela primero en el Moncayo, donde la hago nacer, porque es un lugar con una orografía especial con hierbas de valores medicinales increíbles. Ella sabe mucho de esas hierbas, pero después quiere ampliar sus conocimientos mediante una formación profesional, y hace lo que muchas mujeres no podían hacer en otras profesiones. Y es que la profesión enfermera fue una de las primeras en las que hubo tres condiciones fundamentales para la emancipación femenina y para la de cual-quier persona que son formación, titulación y remuneración. Con esas tres cosas un ser humano, especialmente las mujeres, pueden vivir, pueden ejercer un trabajo de manera honrada y honrosa. Y este es el primer paso para que las mujeres dejaran de ser criadas, cocineras… y ocupasen los puestos laborales más bajos.
¿Qué papel tuvieron las mujeres en esa época?
Las mujeres en general, y las enfermeras en particular, fueron las que salvaron el mundo en ese momento. No solo en España con la gripe española, sino en toda Europa porque las consecuencias de la gran guerra hubiesen sido mucho más desastrosas sin las enfermeras y esta fue una de mis sorpresas.
En cambio, ¿ellas no tienen ningún monumento que las recuerde?
Nada. Y me he encontrado con mujeres que eran muy ricas antes de la primera guerra mundial e invirtieron su fortuna en crear hospitales de campaña, en ayudar a los enfermos, en crear comedores para los soldados retornados…